!¡especial:Qin Shi Huang!¡

7K 390 347
                                    

Escribir historias era una tarea difícil, más cuando la tarea no acababa en solo escribirla, sino también ilustrarla, y eso era la tarea más difícil que tenía.

El diseño de los personajes, los diálogos, las personalidades, intentar que no quedara vacío, que los personajes salgan igual en cada posición que se requería, era una tarea que podía dejar exhausto a cualquiera.

Más aún cuando no era solo por diversión, o nisiquiera tenía diversión.

El comic debería ser lanzado pronto, las noches en las cuales no había pegado ojos, a una luz cerca de los papeles que conformaban una historia a medio hacer, las noches en vela y los colores gastados iban a valer la pena pronto, o eso era su mayor aspiración, lo había promocionado mucho, deseaba que su esfuerzo valiera la pena y diera sus mejores frutos, y estaba segura de que iban a darlos.

Solo le faltaba terminar unos pequeños detalles, y estaría listo para terminar y firmar, muy pocos, pulir algunos rostros y releerlo, mala suerte sería si encontrara un agujero argumental.

Y esa noche sería la noche en la que por fin lo terminaría y pondría su firma final.

Realmente solo escribía porque había tenido la imaginación de esa historia un día, y ahora no podía dejarlo, no se podría decir que odiaba su obra, la adoraba por su gran ego, pero realmente no sentía atracción real por ninguno de sus personajes, solo escribía y hacia lo que quedara mejor, para que no tuviera errores, ni fuera mediocre.

Ya hacía mucho tiempo le decían que era buena escritora y dibujante, maldecía un poco la noche en la que había comenzado ese cómic, porque ahora estaría atado a él hasta lanzarlo y terminarlo, le pesaba, le pesaba mucho.

Era perfecta en todos sus aspectos, si empezaba algo debía terminarlo, jamás dejarlo a la mitad, no era olgazana.

Aunque un pequeño respiro no le iba a venir mal.

Dejando el lapiz, la habitación estaba en completo y total silencio, se levanta de su asiento y se recuerda en el sillón cercano, cerrando los ojos al instante en el que termina de acomodarse con una postura recta

Descansando, librandose de la tensión que tenía, pronto sentaría que el ambiente estaba raro, cambiado, de un momento a otro, como si estuviera en un lugar desconocido de la nada, y no estaba soñando, pues no había alcanzado siquiera el nivel 1 de sueño.

Abriendo los ojos de par en par, nota lo que esperaba, claramente no estaba en su lindo y perfecto estudio, y esa era la pregunta, ¿Dónde estaba?

Era una habitación de estilo asiático, de esas en la que las monarquías solían estar, grande, ahora estaba en una gran y amplia cama con sábanas de seda, y tenía comida a su lado, un desayuno.

Comiendo solo la fruta del mismo, se levanta y camina por la habitación, pensando donde estaba y como podía salir, en total calma y seriedad.

Abriendo la puerta corrediza, se encuentra a varias mujeres que al parecer eran sirvientas, ¿Pero de quién?

-Señorita, la ayudamos a vestir.
-Venga, venga porfavor su majestad.
-Tome, tome más fruta, su preferida.

Suyas.

Alejándose de ellas, aún comiendo fruta, sigue caminando, explotando todo el palacio que al parecer era chino, ¿Cómo podía pasar de un sofá a un palacio chino? No había ciencia que lo explicara.

Pronto, las sirvientas que había dejado atrás la habían alcanzado y obligado a vestir una especie de kimono que la verdad era muy lindo, también de seda, material caro y muy escaso, y una corona pequeña, y guiandola al salón que parecía principal, siendo sentada en un trono y arrebatada su fruta, ahora sí, poniéndola de mal humor.

Mr. Loverman (shuumatsu no valkyrie/RoR one shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora