Thor!¡

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El dios del trueno era uno de los más callados de los dioses nórdicos, justo e igual como su padre.
Aunque, como sangre de su sangre, era de los dioses más intimidantes y fuertes, ser el amor de los truenos no era un puesto menor, de hecho, era el mayor de todos.
En su tiempo, había sido y venerado por la humanidad como se lo merecía, había llevado a la extinción de la mayoría de Gigantes que aterrorizan a la vida terrestre.
Había realizado las azañas que nadie más había realizado, era sumamente fuerte y fornido.
Tenía de su lado la fuerza y la inteligencia, todo aquel que escuchara su nombre lo sabía, pues su leyenda era de las más conocidas del universo, y así sería para siempre.
Con gloria y nobleza, Thor tenía a su lado su querido martillo, que era su posesión más preciada, hasta se había vestido de novia por ir a rescatarlo de un sucio y estúpido gigante, esa anécdota era muy divertida.

A pesar de ser la mejor y de las mayores presencias en el mundo de los dioses, era sumamente aburrido.

No había nada ni nadie que contrarrestara su poder ni su fuerza, nadie con quién pelear sin llegar a matarlo o dejarlo inconsciente para toda la eternidad, nada que hacer, nada que ver.
Solo esperaba el día en el que pudiera pelear con alguien fuerte y bravo cómo él, claro, si algún día llegaba al menos.

Sentado en su silla de concreto, disfrutaba de la calma y la tranquilidad del ambiente, escondido en su ropa blanca, el pelirrojo estaba con los ojos cerrados, pensando e imaginando, hasta que la gran puerta de sus aposentos se abre lentamente, mostrando una figura vestida de un amarillo suave, muy modesta, quien abría la fuerte puerta con dificultad.

-Invictus, ya te dije que no podemos vernos...-sin abrir los ojos, ya sabía de quién eran esos pasos y presencia.

Los dioses nórdicos estaban enojados con los dioses romanos, era un enojo que había durado dedadas, ¿Y el causante? La humanidad.
Había cambiando nombres, historias, y adoraciones para crear nuevos dioses, el imperio romano tenía dioses robados, esto, llevando a un conflicto desde el inicio por la molesta de los Nórdicos al ver cómo los estaban reemplazando así como así.

Invictus era de las principales figuras del imperio romano, encabezando así la nueva santa trinidad para su religión.
Era la representante y divinidad del sol y de la vida, nacida, según la leyenda, un 25 de diciembre, cuando, se creía, era la noche más larga y, a partir de entonces, el sol comenzaba a renacer.
Era una diosa alegre y rebelde, el acto de ver a escondidas al dios con el cual se suponía que tenía rivalidad ya era un acto de rebeldía, enemiga a muerte con Freyr, pero un amorcito cuando se trataba de su amigo amo del trueno,Thor.

-¿Desde cuándo te hago caso, Thor? Creí que ya me conocías -cerrando otra vez la puerta, la menor de los dioses solares se sienta a su lado, claro, con su ayuda para poder subirse al trolo/silla- es cómodo aquí,¡me gusta! -lo mira, con una sonrisa en su cara, era definitivamente muy optimista.

Provocandole una suave risa, ambos comienzan a charlar de cosas varias poco a poco, formando una charla fluida sobre otros dioses, libros, humanidad, aunque tenían rivalidades y su padre podría llegar a degollarlo si los encontraban juntos, en el mismo asiento y charlando, realmente era algo que le interesaba poco y nada.

Aunque no se viera, por debajo de la tela blanca que le cubría la mitad de la cara, el dios nórdico del rayo, intimidante y fuerte, estaba sonrojado, sentía algo diferente con esa diosa joven que no había logrado sentir con otras diosas más viejas, por decirlo de una manera suave.

Se sentía a gusto con su presencia y alegría, era el sol que le iluminaba las tardes y el resto del día.
-En fin, por eso ahora Júpiter se peleó con Venus..-lo mira, tomando sin vergüenza alguna su mano, que era más grande que la de ella por motivos obvios, para seguir contándole el drama entre dioses, el cual parecía una telenovela armada, mientras el escuchaba y la miraba con atención, uno de sus dones escondidos era el escuchar y admirar, para aprender de su acompañante o de su contrario en una pelea.

-lo mira, tomando sin vergüenza alguna su mano, que era más grande que la de ella por motivos obvios, para seguir contándole el drama entre dioses, el cual parecía una telenovela armada, mientras el escuchaba y la miraba con atención, uno de sus d...

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Al salir de su platica del día con Thor, en el camino de cruza con dos incubus, criaturas muy flacas, uno con alas, con la piel gris y raspada.
Por su energía, llama la atención de dos de ellos.

-Vaya,vaya~ ¿Qué tenemos por aquí? La diosa del Sol romana, jejeje -una de las 2 criaturas feas ya se estaba acercando, y cuando la segunda se hace presente, estaba acorralada contra una pared.
-¿Y, cómo se llama esta hermosa diosa que vemos aquí? Elige el que más te guste y te haremos sentirte como una~ -con su larga lengua, lamia la mejilla de la diosa, quien intentaba irse con fuerza, hasta que luego de pelear un rato, queda totalmente inmovilizada.
-Ya veo~ no tiene lengua~ se la comieron los rat~ -no llega a terminar su frase, debido a que un objeto muy pesado y fuerte había golpeado y, por consecuente, matado a ambos.

El pobre Mjörlnir estaba cubierto de sangre y restos de demonios impuros.

-Esta gente aún no entiende, deberías ser más cuidadosa,Invictus, vámonos de aquí...-tomando en un brazo a la diosa y en otro a su bebé, vuelve caminando tranquilamente a sus aposentos, ya sin importar si alguien los veía o no.
-¡Juro que no los vi! ¿Que rayos eran? Que gente fea...
-Se llaman Incubus, lo único que quieren es quitarte tu energía, siempre están rondando por aquí...-la mira, estaba analizando la nueva información que acababa de aprender, le parecía una ternura.
-Entiendo, mí dios, ¡cuéntame más! -sentandose en su hombro, la diosa romana escuchaba lo que el sabía sobre ese tipo de criaturas.
Antes de seguir, el dios había tomado una pequeña flor de un arbusto del panteón de Afrodita para dársela, una flor pequeña y amarilla que brillaba, como ella.

A pesar de que no sabía cómo demostrarlo bien, apreciaba mucho a su amiga nueva, y quería protegerla de cualquier monstruo que quisiera hacerle algo, sacaría su mayor poder si así era necesario, era la única manera que conocía de demostrar cariño e importancia, y la defendería de cualquier peligro, inclusive si tenía que revelarse ante sus pares o su padre, incluso pensaba que algún día se casaría con ella si podía.





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Mr. Loverman (shuumatsu no valkyrie/RoR one shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora