Mr. Loverman (shuumatsu no valkyrie/RoR one shots)

Simo Häyhä!¡

La temporada de nieve en Finlandia amenazaba todos los años a acabar con los cultivos locales, obligaba a los que residian en el pueblo y en la ciudad a quedarse adentro de sus casas, abrigados, sin frío, sin peligro.

Mientras a muchos kilómetros de sus hogares, la guerra no daba tregua a los soldados, ni parecía querer detenerse pronto, la guerra nisiquiera había terminado, solo estaban en un periodo de paz que acabaría pronto seguramente, aunque no se sabía con actitud, se intuía que pronto los soviéticos atacarían a las tropas otra vez.

La guerra había llegado con un tormenton que tocaba la puerta y pasaba sin pedir permiso, todo el país sabía que no había sido por accidente, que el enemigo había atacado a mano armada queriéndolo, arrastrándolos con ello, a sus compañeros,vida que no debían haberte llevado ni sangre derramado.

No se suponía que iba a haber una guerra, pero estaban en una.

Finlandia se estaba aferrando a defenderse con dientes y uñas, y para eso, los tenían a ellos.

El hombre filandes estaba caminando solo, junto a su perro Kille, el único hijo que tenía, y lo único a lo que apreciaba más que a nadie, su valiente perro lo había acompañado durante ya varias jornadas largas, las noches de frío y con comida calentada al fuego, parecía igual que la nieve a su alrededor, vestido todo de blanco, distinguido de la misma solo por la mitad de su cara, la mochila en su espada y su perro.

A excepción de la soldado que venía caminando tras ellos 2, parando en el medio del camino, para esperarla, sabía que las ropas que debían usar para el frío y para recostarse en la fría nieve eran pesadas, pero no era para tanto.

-¡S-Simo! Gracias por esperarme...no puedo esperar para quitarme todo esto de encima...-jadeaba, sentandose en la nieve, aún les quedaba medio camino por seguir.

Iba a acompañar a su compañera a su pueblo y quedarse unos días, luego, volvería a la guerra, además de despedirse, pues ella ya había cumplido su servicio y debía volver a casa.

Lumï (proveniente de la palabra nieve) había sido una de las pocas mujeres que había peleado mano a mano contra los soviéticos, reemplazando el lugar de su hermano, quien estaba dispensado, y desde su posición como franco tiradora, no solo tenía una medalla de honor por derribar soldados, sino que había sido puesta con la llamada "muerte blanca", y su ahora amigo, Simo.

Volviendo sobre sus pasos y sentandose en un montón de nueve frente a la femenina, el joven se quitaba las armas y el equipaje, para descanzar un poco, la veía demasiado agitada y cansada, no era como que habían estado caminado por 5 horas seguidas, el sol ya iba a ponerse, si seguían caminando llegarían en la madrugada, siendo que por los lobos y la poca visión que había no era rentable hacerlo ni arriesgarse al camino.

-Hay que quedarnos aquí...yo también estoy algo agotado -miraba a su perro, lo poco que mostraba a de rostro no mostraba cansancio.
-Tu cara jamás muestra que estás cansado, ¿Cómo haces eso?
-Un mago jamás revela sus secretos...ahora quédate aquí, recogeré madera para hacer una fogata.

Al caer la noche, una fogata improvisada era lo único que los mantenía calientes, a los 2 humanos y a perro también, quien dormía sobre el abrigo de su dueño al lado del mismo.

Ambos comían una pequeña provicion que tenían, invididuales, para calmar y callar el hambre que tenían.

-¿Sabes, Simo? Extrañaré un poco esta comida...-lo mira, no era muy charlatán que digamos, así que se limitaba a hablar ella- a ti no te extrañaré, extrañaré a Kille más que a tí. -con una pequeña risa, sigue comiendo- aunque es bueno no dormir tirada en la nieve, o estar con el estómago en una zanja de nieve también, si fuera por mí llevaría a toda nuestra división a descansar, aún no comprendo como terminamos en esto, Mí hermano estará feliz, mis padres verán la medalla, lo hicimos bien... -le roba una lenteja de su plato.
-¡Hey! ¡Come la tuya!