Shiva!¡ 🌙

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Dormir, la actividad pacífica que los dioses no necesitaban hacer de lo perfectos que eran, pero algunos si lo requerían, más cuando representaban a la mismísima noche y el sueño.

El panteón hindú era una belleza nocturna, una belleza visual inigualable, un silencio que se entrelazaba en una bella danza con los suspiros y los sueños de los que vivían allí.

Las luces bajas, el cielo oscuro lleno de estrellas que formaban patrones si te ponías a mirar, las alfombras suaves en las cuales podías recostarte si querías de lo suaves que eran, los tigres durmiendo pacíficamente, eran horas en las cuales no se molestaba, no se hablaba, las horas de silencio, de rezo para los humanos fieles de la religión, de sueño para los dioses de la noche hindúes.

Cualquiera creería que un dios tan desastroso, que literalmente representaba la destrucción, no dormiría, ¿Porqué lo haría? Además era un dios superior, no necesitaba dormir, en absoluto, pero él era el que había dado las estrictas ordenes de cómo debía estar su panteón en una hora determinada, y por el resto de la noche.

Y no las había dado por él, oh, no, claro que no era por él, todos lo sabían, era para su esposa, Chandrâ, su nombre significaba, literalmente, brillo, y era la diosa que soñaba el mundo y el universo, la diosa que lo era todo, pero al mismo tiempo nada, respetada en el panteón, diosa mayor, al igual que su marido.

Sus noches de sueño eran, sin quererlo, un bello ritual estricto.

Esa noche no era la excepción a la regla no dicha, entrando en el panteón exclusivo de la diosa de la noche y soñadora del mundo, un dios alto, fornido, de 4 extremidades y de piel violeta había entrado, como era de costumbre.

Se había quitado las joyas con ayuda de los sirvientes, y, mientras las luces se iban atenuando poco a poco, marcando el final del día y de la jornada, se iba acercado a ese lugar tapado por finas telas de seda que variaban entre cian, violeta y un amarillo claro, similar al oro.

Cruzando esas telas, llega a donde necesitaba llegar, con su querida, quien en ese momento se encontraba jugando con un pequeño tigre, igual de adormilado que ella.

Ella siempre dormía en un refugio de alfombras de un delicado tacto, almohadas de plumas de las aves más delicadas, a veces compartía esa "habitación" con sus pequeños tigres cuidados exclusivamente por ella y para ella, regalos de su esposo, era un agradable e íntimo lugar.

Una de las curiosidades que la soñadora del mundo tenía era lo contrario a todo lo que representaba, era calmada, callada, una sombra, jamás se la veía en público con el dios mayor, o siquiera se la veía en público, pero se sabía que ambos eran grandes y tiernos amantes, eran palabras de los sirvientes más cercanos.

La segunda curiosidad era que la diosa no deseaba dormir, incluso si esa era su tarea principal, siempre luchaba contra el sueño, pero siempre caía rendida ante el mismo.

Y ahí estaban ambos, otra vez en sus momentos nocturnos, la diosa es sacada de sus pensamientos por un ruidoso bostezo, salido de la boca del violeta, quien se acercaba a ella.

-¡Buenas noches, mi bello brillito!

-buenas noches...shiva...-bostezando, le había dedicado una adormilada sonrisa para seguir jugando con el tigre que también se estaba durmiendo por los mimos de la diosa.

-¿Otra vez jugando con él? -tirandose a una pila de almohada, en despreocupación, miraba a la diosa mientras comía uvas con 2 brazos.

-Si...es una compañía agradable...es callado, y es...es tierno...-sonriendo en sueño, miraba al tigre mientras se le nublaba la vista por el sueño- ¿Cómo te fue hoy...? ¿Qué hiciste...?

Mr. Loverman (shuumatsu no valkyrie/RoR one shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora