Fuego

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Habla Lucía

La mañana siguiente cuando fui a buscar a Aitana le vi mejor cara. Vino corriendo hacia mí sonriendo y me abrazó.

L- cómo está mi niña hoy?😊
A- ahora que estoy contigo mucho mejor :)
L- preparada para el finde largo?
A- sí 😊
L- tengo una sorpresa para ti
A- una sorpresa?
L- no vamos a casa
A- y dónde vamos?
L- nos vamos a la montaña, a una casita 💋💋 he alquilado un coche para poder movernos
A- cariño pero no te gastes tanto dinero... 🥺
L- es tu primer finde largo, me apetecía hacer algo especial :)
A- te quiero tanto...

La abracé y le di un beso en los labios.

L- vamos 😊

Conduje durante dos horas hacia el interior hasta llegar a una zona preciosa, estábamos rodeadas de bosque verde y en medio una casita de madera súper bonita. Hacía frío. Mucho frío. Menos mal que había cogido ropa de abrigo.

A- Dios mío es precioso 🥺

Había un silencio... solo se escuchaba la naturaleza, el viento mover las hojas de los árboles y algún pájaro cantar. Entramos en la casita. Era muy acogedora. Como una cabaña. Tenía una chimenea, todo era de madera y piedra muy rústico, precioso.

A- me estoy enamorando de este sitio...
L- no me lo esperaba tan bonito...

Me abrazó.

A- muchísimas gracias cariño...
L- vamos a pasear un poco?? He leído que hay un riachuelo cerca, así inspeccionamos la zona y mañana podemos ir de picnic al bosque 🥰

Aitana no paraba de sonreírme. Estaba muy feliz. Nos abrigamos y nos fuimos a pasear. Solo respirar aquel ambiente te llenaba de vida. Llegamos al riachuelo, el agua era cristalina, la toqué con la mano.

L- uuufff está helada!
A- claro, baja directa de la montaña

Aitana tomó un poco con sus manos y se la bebió.

A- está muy rica 😊

Nos hicimos muchas fotos allí, el ambiente era mágico, para inmortalizar.
Antes de que oscureciera volvimos a casa. Me había llevado un poco de comida de casa, pan, jamón, queso, con eso tiraríamos hasta el día siguiente.
Aitana se dio una ducha y se puso cómoda mientras yo encendía el fuego de la chimenea. Me senté delante de él a calentarme. Al rato vino ella y se sentó a mi lado mirando el fuego.

A- me encanta esto... es precioso... y me da tanta paz...
L- a mí también...

Me levanté y cogí una manta para taparnos. Nos acurrucamos abrazándonos mientras el fuego iluminaba la estancia. Aitana me comenzó a dar besitos súper cariñosos en el brazo que la abrazaba. Yo sonreí como una tonta y la miré feliz de tenerla a mi lado.

FÉNIX (II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora