Montserrat

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Habla Aitana

Me sentía súper bien, por fin en mucho tiempo volvía a estar feliz. Habíamos ido despacio y dejado que todo fluyera hasta que las cosas surgieran solas y me encantaba que poco a poco volviéramos a estar bien y a cogernos confianza.
Preparé unos bocadillos, unas botellas de agua y alguna lata de Coca-Cola mientras Lucía se duchaba.

L- ya estoy 🥰
A- perfecto, vamos? 😊
L- sí 🥰

Nos fuimos para Montserrat. Teníamos un rato en coche la verdad, pero no se nos hizo pesado. Puse música mientras conducía, Lucía miraba por la ventana sonriendo. Le puse la mano encima de la pierna y la miré sonriendo. Me devolvió la sonrisa y me cogió la mano acariciándomela con su pulgar.
Llegamos a nuestro destino.

Montserrat es un conjunto montañoso precioso donde se encuentra un santuario y un monasterio dedicado a la virgen de Montserrat.

L- wow... Qué vistas tan bonitas!! Además las montañas son súper especiales no? Son como redondeadas!!
A- sí 🥰 te sabes la leyenda de aquí??
L- noo
A- dicen que encontraron en una cueva la imagen de la virgen, la estaduita
L- aha
A- y el obispo al enterarse vino y ordenó llevársela para ponerla en la iglesia, pero de repente al intentar moverla se volvió tan pesada que no pudieron. Entonces entendieron que era una señal de que la virgen quería estar aquí y construyeron el templo aquí para no moverla
L- anda 😳
A- has visto que guía turística tienes? 😌
L- la mejor jajajajaj

Me abrazó, le di un beso en la cabeza.

Seguimos todo el día allí. Comimos nuestros bocadillos con unas vistas preciosas. Antes de irnos compramos unas galletitas que estaban buenísimas a las monjas. Había sido un día diferente, un día juntas, habíamos estado relajadas, disfrutando de la excursión.

Cuando volvimos a casa me di una ducha mientras Lucía hacía algo rápido en la cocina para cenar. Comimos ensalada y nos acurrucamos en el sofá a seguir viendo la serie de La chica de Oslo. Mientras la veíamos le acariciaba el brazo y a veces me quedaba embobada mirándola de reojo sin que se diera cuenta. Volvía a sentirme completa, aquella casa, por muchos cambios que hubiera hecho, seguía estando incompleta sin Lucía y ahora por fin lo estaba.

FÉNIX (II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora