Perdiendo

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Habla Lucía

Realmente Aitana se lo había tomado muy mal, pero ya esperaba que se lo tomara así. Sabía las ganas que tenía de ser madre, pero yo no estaba en ese momento todavía, y sinceramente ni me planteaba cuándo lo estaría...

Aitana volvió muy tarde a casa. Estaba seria y se le notaba en los ojos que había llorado. Se estiró en la cama, la abracé, estaba bastante fría porque fuera hacía frío, la tapé con la manta y le dejé espacio.

Habla Aitana

Lucía y yo no estuvimos bien el día que quedaba para irse. No sólo por mi parte, ella también estaba un poco distante conmigo, no sé si porque quería dejarme espacio, pero me dolía. Llegó el día. La acompañé al aeropuerto. Las dos estábamos nerviosas. No sabíamos cómo actuar, parece mentira... después de tantos años juntas...

L-..Bueno... cuando llegue te aviso vale?
A- vale...
L-...
A-..te irá genial, ya verás :)
L-..eso espero...

Anunciaron su vuelo.

L-..he de irme

Se acercó a mí y me dio un beso. Un beso bastante corto, un beso que no me supo bien, me dolió porque eso demostraba que algo estaba pasando. Cogió su maleta y se giró para irse. La notaba inquieta. Cuando empezó a caminar la volví a alcanzar y la frené cogiéndole del brazo.

A-..Lucía
L-...sí?
A- te quiero

Me estaba aguantando las ganas de llorar, pero mis ojos estaban vidriosos.

L-..yo también a ti

La abracé. Necesitaba abrazarla porque sentía una angustia enorme. Sentía que la perdía, sabía que sólo eran dos meses, que se iba de gira, pero tenía la sensación de que se estaba marchando para siempre. Cayeron varias lágrimas por mi rostro. Volvieron a anunciar su vuelo. Me separé despacio de ella porque tenía que irse. Me acarició la mejilla y me sonrió.

L- te aviso cuando llegue :)
A- vale...

Se marchó. Me quedé en el aeropuerto. No quería irme, no podía irme. Me senté en un banco mientras cientos de personas iban pasando por delante mío arrastrando sus maletas. Pasó una hora y no me moví de allí. Miré el reloj. Ya tenía que estar despegando su vuelo. Salí fuera de la terminal y me quedé mirando al cielo hasta que vi un avión despegando. Sabía que era su avión. Sabía que se estaba yendo, y sabía que la estaba perdiendo.

FÉNIX (II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora