Capítulo 117 parte D

80 18 0
                                    

Tres días después, —a muy tempranas horas de la mañana— en la estación de trenes en Chicago se escuchaba por el altavoz el anuncio de su próxima salida con rumbo a la Ciudad de Nueva York.

Los pasajeros comenzaron a abordar; y Cisco acompañado de Luis ocupaban sus respectivos lugares.

En eso, el español estaba acomodando sus pertenencias en el compartimento cuando de pronto vio tras la ventanilla a Albert con compañía; y mientras los observaba, pensaba en voz alta, en un tono entre sarcástico y divertido:

— Así que, también la Señorita Pecas viene a Nueva York.

— ¿Qué dices, hijo?

— Ah, nada, Luisito, pensaba en voz alta.

Conforme Cisco se sentaba a su lado y abría el periódico, el hombre mayor volteó a verlo y a lo que lo había puesto tan sonriente.

Quince minutos más tarde, el tren partía hacia su destino.

AMOR PERDIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora