Capítulo 126 parte G

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En Nueva York, paseando por la sala de su camerino, Terry también se sentía intranquilo, sumado a su emoción de haber recuperado a su pecosa, era la tensión de pensar en lo que su hermano era capaz de hacer, comprendiendo que Neil debía pagar por su falta, pero también se trataba de un familiar de su mejor amigo, aunado el interés mostrado del español hacia la pelirroja Legan... ¿o eran sus nervios que lo hacían ver moros con pistola?... como fuere, Terry detuvo su andar y sonrió levemente de su pensamiento.

Más, el actor iba a retomar su actividad cuando escuchó detrás de la puerta, el último llamado para dar inicio a la presentación de esa noche.

Terry resopló para sacar momentáneamente su inquietud y después salió de su espacio.

En el pasillo, se encontró con Hathaway quien ya había notado su humor tan alegre como preocupante de las últimas dos noches y le pidió total atención a su trabajo.

Terry sólo asintió conforme avanzaba hacia el escenario; luego, se detuvo tras bambalinas, y antes de hacer finalmente su aparición volvió a resoplar y pensó en Candy dedicándole a ella, como siempre lo hacía, su performance del día, pero puso una enorme sonrisa en su guapo rostro al simple hecho de recordarla y con ello emocionarse de que los días se reducían y se acercaba más el momento de volver a verla.

Ahí parado, el actor esperó la indicación del utilero, que a la cuenta de tres le dio señal.

Consiguientemente, el castaño asintió con una leve inclinación de cabeza, y como el gallardo personaje que era, pisó el escenario para actuar magistralmente como sólo él sabía hacerlo.

También Candy, después de haber visitado la Clínica Feliz para saludar, apoyar e informar al doctor Martí de su próxima boda, parada al margen de la ventana de su departamento, observaba el cielo que comenzaba a nublarse y elevaba un pensamiento dirigido al más amado.

Posteriormente, ella miraba su mano izquierda para admirar el anillo que Terry colocara en su dedo, volviendo a sonreír por lo feliz que estaba y de cómo había sido su reencuentro.

De pronto, un sonrojo la cubrió en el momento que con su dedo índice acarició sus labios, cerró los ojos y sintió revivir los besos dados; y al recordarlos, algo en su interior se emocionó por el efecto que las muestras de cariño del castaño producían en ella y empezó a extrañarlos ansiosamente. Instantáneamente se burló de ella precisamente al recordar su primer beso y su tonta y tempestiva manera de reaccionar contra él.

Con rostro soñador, la rubia abandonó su lugar y se dirigió a su recámara para asearse y descansar del pesado viaje. Además, de que al día siguiente iría a la Casa Pony también a informar de las buenas nuevas y esperar allá hasta la llegada de Terry.

AMOR PERDIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora