Capítulo 116 parte F

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Al llegar al área indicada, —indiquemos de nuevo el comedor—, la anfitriona indicó sus respectivos lugares, y la chica estuvo a punto de protestar al ver que quedaba muy lejos de su "prometido".

Por otro lado, la astucia de la señora Marlowe lo agradeció infinitamente al quedar muy cerca del Duque, y le pidió a su hija con discreción, mostrarse dócil para reafirmar el apoyo de aquél y asegurar el compromiso con el actor.

Ya debidamente instalados, los empleados comenzaron con el desfile de platillos, quedando a la vista lo mucho que la señora Baker se había esmerado para agradar a sus invitados; y que para celebrar que su hijo estaba de vuelta, sano y salvo, le preparó ella misma: el postre que era de sus favoritos cuando niño.

Tranquilamente, la cena transcurrió; hasta que la insípida de Susana hizo un comentario que agradó para nada al guapo rebelde.

— Señora Eleanor, me gustaría pedirle la receta de su postre, pues si es el favorito de Terry, lo prepararé con regularidad ahora que estemos casados.

Él, al escuchar tal cosa, frunció el ceño y le dedicó una mirada fría. Tratando de aparentar una calma que no sentía, Terry decía lo más sereno posible:

— Me parece que no es el momento de hablar de eso, Susana.

No obstante, el Duque y las Marlowe tenían un plan y había llegado la hora de llevarlo a cabo; por consiguiente, el padre lo provocaba:

— ¿Y por qué no, Terrence?

El joven se recargó sobre el respaldo de la silla; y cruzándose de brazos respondía sutilmente:

— Porque ya te di mis motivos. No querrás que te los repita, ¿verdad?

La señora Marlowe no estaba dispuesta dejar ir a tan buen partido, así que, también aportaba su granito de arena:

— Y, ¿cuáles son esos motivos, Terrence? A nosotras nos encantaría conocerlos —, y miró inquisidoramente al joven.

Éste resopló; y negando con la cabeza y colocando sus brazos en la mesa, diría prudentemente:

— También, acabo de decir que no es el momento.

Eleanor, —quien sacudía la cabeza presintiendo que tanto el Duque como las Marlowe no dejarían en paz a su hijo con el asunto—, para hacerle llegar su apoyo, le tomó la mano más cercana, y le dio un suave apretón, comprendiendo interiormente Susana que la situación no sería nada favorable para ella, por ende, usaría la táctica que nunca le fallara: el chantaje. Y haciendo gala de sus dotes de actriz frustrada comenzó a llorar.

— Me imagino que en todo este tiempo, Candice y tú ya hicieron sus planes, haciéndome a mí a un lado y olvidándose de que yo te salvé la vida y que ya habías elegido quedarte conmigo.

Terry, tan sólo de verlos, se había alterado y de mil modos estaba evitando una confrontación, pero cuando la ex actriz mencionó a la pecosa y su "brillante conclusión", no pudo más y le contestaba agresivamente:

— ¡¿De dónde diablos sacaste esa absurda idea, Susana?! En todo esto, ¡Candice nada tiene que ver! —, golpeó la mesa con su puño. — ¡Soy yo! ¡Esto es cuestión mía! ¡Además, sé muy bien lo que te dije y haré todo lo posible por apoyarte, pero en este momento no tengo los medios para hacerlo, necesito volver al teatro, reafirmar mi carrera y hasta que tenga algo seguro, es cuando podremos hablar... antes ¡NO! — le había gritado fuertemente.

— Pero, Terry, tú...

— ¡Susana! —, él la detuvo e intentó moderar su hablar. — A mí me hubiese gustado que esto lo arregláramos en privado, pero al parecer tanto tú como el resto... lo han querido así. Pues bien —, sería tajante: — lo siento mucho, pero no puedo cumplirte del modo que deseas.

— ¡Por Candy, ¿verdad? Otra vez ella que se interpone entre nosotros! — la sufrida lloriqueó amargamente.

— ¡Con un demonio deja de mencionarla! — dijo Terry enfurecido, — ¡porque sabes que no fue así!... ¡TÚ lo hiciste!

Por supuesto, la señora Marlowe defendería a su hija con todo; y levantándose desde su lugar, le espetaba:

— ¡PERO "ESA" NO HIZO LO QUE MI HIJA!... ¡ARRIESGAR DESDE SU VIDA, SU CARRERA Y TODO POR SALVARLE A USTED!... ¡ES POR SU CULPA QUE HA QUEDADO LISIADA!... ¡Y POR ESA SIMPLE RAZÓN, LE PIDO, NO, LE EXIJO QUE CUMPLA CON ELLA!

— ¡Y lo haré, señora Marlowe! ¡Sólo estoy pidiendo tiempo para compensar profundamente lo que su hija arriesgó por mí! Atención médica y manutención económica de por vida no le faltará, siendo esos los únicos modos con los que yo puedo responderle.

— ¡NO, TERRY! — la rubia gritaba, — ¡YO TE QUIERO A TI, JUNTO A MÍ! ¿POR QUÉ NO ENTIENDES QUE TE AMO Y QUIERO QUE TE CASES CONMIGO? ¡ADEMÁS, ME LO DEBES! ¡ME LO PROMETISTE!... PERO SI NO ES ASÍ ¡PREFIERO MORIR! — Susana se abrazó a su madre que se le acercara.

AMOR PERDIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora