Capítulo 114 parte B

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En la mesa de un refinado restaurante de la ciudad, tres intranquilas mujeres, mientras tomaban su desayuno, comentaban:

— Espero que el señor Granchester pueda investigar algo sobre su hijo, Eleanor.

— Sí, así lo espero yo también — hubo contestado con cierta indiferencia: la bella rubia actriz que aseguraba: — Aunque dudo que Terry esté aquí en Chicago.

— ¡Pues yo no! Sé que lo está, y peor con... ¡ella!

— Susana, no insistas con lo mismo.

La voz de Eleanor Baker no pudo ocultar molestia; y su ceño se frunció gravemente al oír:

— ¡Oh, sí, Señora! —, y con plena seguridad sonaban: — porque Candy se aprovechó de que vino a buscarla, y al final decidieron quedarse juntos, olvidándose ¡LOS DOS! de la promesa que ambos me hicieron.

— ¡Déjate de incoherencias, por favor!

— ¡Por supuesto que no, porque no lo son!

Berrinchuda, Susana no sólo había gritado, sino golpeado fuertemente la mesa con el puño, consiguiendo con su acto que unos presentes voltearan a verlas; por ende, su madre pedía:

— Susana, hija, compórtate.

Ignorando la petición, se decía a punto del llanto:

— Señora Baker, ¿por qué no me cree?

— De verdad quisiera hacerlo — se dijo con sinceridad, — pero tus actitudes de niña caprichosa me lo impiden; además, de que mi intuición de madre me dice todo lo contrario. Y como tus necedades me están poniendo más nerviosa... —, la afamada se puso de pie diciendo: — será mejor que me retire. Con su permiso.

AMOR PERDIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora