Capítulo 126 parte E

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En cierto granero abandonado...

— ¡Ay, ya cállate! ¡Ya me tienes encrespados los nervios con tus gritos de niñita! — taconeó fuertemente el vaquero con su bota en una puerta de acero que conducía a un sótano. — Me dan ganas de bajar y meterle una paliza para que grite con ganas — le confió a su compañero.

— No, nos dijo el patrón que nada de tocarlo.

— Hasta eso Cisco le tiene compasión, pero si a mi hermano le hicieran tantito lo que éste le hizo al joven Terry, con las pinzas, ya le hubiera sacado los dientes uno por uno — hubo dicho el muy salvaje.

En eso, Neil volvió a gritar que lo sacaran de ahí... y el vaquero en verdad molesto regresó, abrió la puerta para advertirle:

— ¡Un grito más, escuincle chillón, y te aseguro que lo lamentarás!

¡Entonces sáquenme de aquí! — Neil demandó libertad.

— ¡Ni lo sueñes! Te quisiste pasar de listo, ¿no? ¡Ahora atente a las consecuencias! — se le amenazó, inclusive desde abajo:

¡Les aseguro que se arrepentirán!

— ¡Me estoy arrepintiendo yo de ser tan obediente con mi patrón, porque yo ya te hubiera dado una madriza de aquellas! ¡Así que, o te callas por la buena o no dudes que sin importarme nada, te haré callar a la mala! — se gritó con enojo y del mismo modo se aventó la puerta.

En su lugar, Neil encogió su cuerpo al ver como la pieza metálica caía alcanzándose a tapar los oídos por el ruido producido; y sin opción a nada, tuvo que obedecer quedando nuevamente en completa oscuridad y aguardar a lo que siguiera a consecuencia de su vil acto.

AMOR PERDIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora