Capitulo diez. (Mini Maratón 2/2).

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Este capitulo va dedicado a Vala (Gracias por leer vala, eres genial u-u), a Cyan_is_a_penguin (Dios, cuando vi tu comentario y leí 'Mini Travis' te juro que morí de ternura al imaginarmelo awww) y a Ashton_Dimples (tu foto es vida jaja). ¡Muchas gracias por leer! <3

Camine por la recepción de mi piso, soportando la mirada de las dos secretarias que básicamente me escaneaban mientras pasaba por su lado. Ese era el saludo típico, a decir verdad, una mirada de reproche. El ambiente aquí era bastante pesado, si lo pensamos bien, todos competían con todos, todos querían ser el mejor en todo, incluso en la vestimenta.

Entre a mi oficina, si es que se puede llamar así pues ni siquiera es tan grande, y suspire. Las cosas estaban tal cual las había dejado ayer, a excepción de ciertos emails en el computador que me habían llegado durante la noche, supongo. También habían algunas cartas, que decidí abrir luego, y un papelito.

"Junta de consejo a las nueve cuarenta, piso quince. No llegues tarde"

Lo firmaba mi jefa, con sus iniciales. Mire la hora, en mi celular, pues odiaba los relojes convencionales. -Joder -El hecho de venirme en el auto con Ashton conduciendo, me hizo demorarme un poco más, por lo que, en vez de llegar a las nueve y media, como todos los días, llegue a las nueve cuarenta.

Corrí, más salvajemente de lo que me enorgullece, por el pasillo, sin siquiera preocuparme de chocar con alguien. Apreté el botoncito que llamaba el ascensor, sin tener resultados. Seguía en el piso uno y, al parecer, no tenía intenciones de subir.

Bufé y rodee los ojos. No podía llegar tarde a mi primera junta de consejo, daría una mala imagen, mi jefa me odiaría, y todos pensarían que soy una irresponsable. Todos esos pensamientos rondaban mi cabeza mientras mis pies, casi automáticamente, corrían por las escaleras.

Odiaba con toda mi vida las escaleras, pero no tenía otra opción. Al menos no muchas personas las tomaban, así que nadie me vería en las deplorables condiciones en las que corro. Llevaba mi carpeta, en la que anotaba cosas, y archivaba mis trabajos en el brazo izquierdo, así que, con el derecho, me afirmaba en la baranda.

No sé cuánto tiempo estuve en las escaleras, o cuantas calorías queme en ese trayecto, pero cuando estuve en frente de la puerta que daba al piso quince, pare, me arregle el cabello, suspire y sonreí. No iba a dejar que la gente importante de esta compañía me viera así.

Abrí la puerta y entre con la cabeza en alto. Mi sonrisa, rápidamente, se esfumo.

-¿Dónde demonios esta la gente? -La única razón por la que hable en ese modo, fue por el hecho de que me encontraba sola, con mi jefe, o supervisor, como lo llamaba mi jefa. Sean dejo de revisar unos papeles para mirarme sonriente.

-¿Los del consejo? -Preguntó, suavemente. Asentí -Siempre llegan tarde -Se alzó de hombros, luego se acerco un poco a mí, e hizo como si me contara un secreto -Se creen importantes, pero la única razón por la que están aquí es porque llevan más tiempo en esta revista del que nosotros llevamos vivos.

Sonreí tiernamente ante el comentario de Sean, haciendo que el sonriera de la misma forma.

-Buenos días -Justo después de que el timbre del ascensor sonara, indicando que este había llegado a nuestro piso, mi jefa, junto a tres personas, salieron de este. Todos parecían estirados, bastante sofisticados y, sentía, que en cualquier momento me juzgarían.

Sean y yo les sonreímos y nos corrimos de su camino, para que ellos pudieran pasar cómodamente a sus asientos. Sean me hizo una seña y me ofreció un asiento. Yo, sonriendo, me senté.

Aun faltaban algunas personas, supuse, porque no habíamos empezado y había al menos siete asientos vacios. El aire acondicionado estaba bastante fuerte en referencia al clima, lo que hacía que me dieran escalofríos de vez en cuando.

Out Of My Limit IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora