Capitulo Treinta y nueve.

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¡Este capitulo va dedicado a beliver_, im_a_little_pikachu, aipn2495, cake_girl, y LaNutellaEsMiAmante! ¡Muchas gracias por leer! 


-¿No debimos haber tomado el subterráneo? -pregunté al notar que nos pasamos la estación. Travis me había dicho en donde quedaba el consultorio al que iríamos, y en definitiva llegaríamos más rápido si es que lo tomábamos.

-Quiero mostrarte algo -una sonrisa adorno el rostro de mi amiga, yo la miré confundida.

-¿Que cosa?

-Es una sorpresa -alcé una de mis cejas casi inconscientemente y me debatí entre mirar hacía adelante o hacia mi amiga, quien ocultaba un secreto, de eso estaba segura.

Nos habíamos despertado temprano ya que Shanna tenía la ecografía, y una sonrisa gigante había adornado mi cara al despertar pensando en que hoy conocería, o al menos vería la silueta del bebé. No compartía sangre con él, pero de seguro iba a ser uno de los bebés más importantes en mi vida, claro, después de mis hijos, si es que tengo.

-Con que una sorpresa, ¿Eh? -pregunté mientras caminaba.

Y no recibí respuesta.

Al principio pensé que ella no me había respondido pues íbamos caminando, y además era una pregunta que ni siquiera requería una respuesta, pero después de unos segundos, me di cuenta de que no me había respondido pues ni siquiera estaba a mi lado.

Confundida miré hacía alrededor, esperando encontrarla por alguna parte. Y entonces, cinco metros detrás de mí, se encontraba mi amiga, con las manos en el bolsillo de su chaqueta, mirando sonriente una vitrina.

Me acerqué hacia ella algo confundida y, cuando llegué, pude notar que lo que ella observaba no era nada más que un local vacío, con un par de muebles desocupados.

-¿Qué es esto? -pregunté, guardando mis manos en mis bolsillos, el frío era terrible. Mi amiga no contesto, solo sonrió y sacó de su bolsillo una llave. Miré la llave, la cara de Shanna, el local e intente darle sentido a esta situación -No me estarás diciendo que...

-Oh sí, bebé -Shanna afirmó con su cabeza y una sonrisa se me escapó. Iba a abrazarla, pero estaba demasiado ocupada abriendo la puerta del local o, como quizás debería llamarla, su próxima cafetería. -Aún no tiene nombre, pero en cuanto lleguen los otros muebles y vea el ambiente que se genera, tendrá uno.

-Woah... -no dije nada más, me dediqué a observar el lugar.

Si, era espacioso, y estaba en el centro de Manhattan. Esas, posiblemente eran sus únicas características buenas. Las paredes estaban rasgadas, y estoy segura de que ví algo de moho en el techo. Pero estoy segura de que, si tenemos suerte, la barandilla que cuelga del segundo piso no se nos caerá encima.

-Se que es algo viejo, y feo, pero creo que con trabajo podríamos... -.

-Es perfecto, quedará perfecto -sonreí. Y no estaba mintiendo. Sabía que con mucha motivación y mucho trabajo podríamos hacer que funcionara. Y digo podríamos pues definitivamente sería parte de aquel proceso.

-¿Tu crees? -preguntó mi amiga, sonriendo insegura.

-Estoy segura -añadí.










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