Me senté en la cama, aún con los ojos cerrados y, bostezando, estiré mis brazos hacía el cielo en una bastante poco bonita posición, intentando despertar bien. Cuando estuve lista, apoyé mi mano en mi cama, pero toqué algo extraño en el intento.
-Perfecto -sonreí sarcástica viendo la humedad en mi cama -mi cachorro sin nombre se acaba de orinar en mi cama, que bonita forma de empezar el día.
Me levanté, tomé mis sábanas y las mentí a la lavadora.
Se supone que hoy, aunque fuera sábado, tenía que levantarme temprano para ir a arreglar y decorar la cafetería. De todas formas, gracias a la sorpresa que dejo mi nueva mascota en mis sabanas, tuve que madrugar más de lo que esperaba.
Eran las ocho de la mañana, y algo me decía que no podría volver a dormir.
-Quien iba a decir que un perro iba a servir más que un despertador corriente -me crucé de brazos y apoyé mi espalda en la lavadora mientras ésta se movía un poco al limpiar las sabanas.
No supe qué hacer hasta que recordé que los chicos también irían a ayudar con la cafetería. Entonces, me encaminé a la ducha. Justo cuando cerré la puerta, escuché como el pequeño cachorro que se había quedado afuera comenzaba a llorar.
Abrí la puerta y me asomé, este me miró, y sus llantos cesaron.
Volví a cerrar la puerta, volvió a llorar.
-Oh por dios.
-
Caminar con un cachorro, una bandeja de cartón que sostenía perfectamente cinco cafés, y una bolsa de donas no era una tarea fácil. Mucho menos cuando el recorrido suma más de veinte cuadras. De todas formas, adoraba caminar por el centro de Manhattan, y sabía que en cuanto llegara vería a Luke, así que no me importaba mucho tener que mover mis piernas más de lo necesario.
De vez en cuando tenía que parar en medio de la calle pues el cachorro se paraba a oler algo, y aunque iba algo apurada era increíblemente adorable ver una cosa negra y pequeña a un lado de la acera, jugando con sus patitas.
Probablemente me hubiese demorado mucho menos sin él, pero el viaje hubiese sido mucho más aburrido.
Toqué la puerta como pude, y esperé que alguien me abriera.
-¡Aw, lo has traído! -lo primero que escuché fue la voz de Calum, y aunque esperaba un saludo, o algo por el estilo, no me sorprendí al verlo lanzarse al suelo para jugar con el cachorro. Al ver que Michael también estaba presente en la escena, abrí la boca para saludar.
-¡Has traído comida! -suspiré.
-Si, hola Calum, hola Michael -increíblemente capté su atención, y los miré mal -yo también los quiero chicos.
-¿Porque huele a café? -No había notado que Ash estaba sentado en el sofá hasta que se sentó derecho y habló. Lo miré, sabiendo que verme ahí parada con cinco vasos plásticos de café respondería su pregunta, y sonreí. -Oh, eres un angel.
-Un ángel del café -torcí mi cuello y comencé a reír al escuchar el comentario de Calum.
-¿Dónde está Luke? -pregunté, al ver que era el único chico que parecía faltar.
-Oh, se está dando...
-Dejame adivinar -rodee los ojos -se está dando una ducha -al ver que los chicos asentían riendose, suspiré -Dios, juro que ese chico no hace nada más ducharse. Si su vida fuera una película, la co estrella sería la bañera.
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Out Of My Limit II
Fanfiction"El tiempo pasa, las personas cambian, pero no todo se olvida."