Capitulo dieciocho.

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Booom, no se esperaban otro capitulo, ¿Verdad?


Ya había pasado una semana y media desde que recibí la invitación, si es que se puede llamar así, pues más bien me obligaron, a ir a acampar con los chicos. Había hecho algunas compras como repelente, malvaviscos y mantitas abrigadoras. Tenía todo guardado con el fin de que nada se me perdiera y casi funciono. Es decir, todo se quedo en su lugar, a excepción de los malvaviscos, que fueron devorados por mis dos mejores amigos. 

Ahora, sentada en la oficina, bebiendo café, me debatía entre comprar malvaviscos hoy, arriesgándome a que fueran salvajemente usurpados de mi habitación, o comprarlos en el camino, asegurándome de que nadie se los comiera. 

-¿Puedo hablar con usted? -Sean se asomo en mi oficina. Levante la cabeza, dejando de pensar en malvaviscos, y asentí.

Habíamos quedado en que, al menos en el trabajo, nos trataríamos como si no estuviéramos saliendo. Aunque aun no teníamos nuestra primera cita, se supone que estábamos intentándolo, o algo por el estilo. 

-Necesito que revises unos papeles.

Su voz era completamente profesional, pero en su cara se podía ver una sonrisa torcida. Cruela estaba en la oficina de al frente, así que teníamos que hablar así. Sean dejo una carpeta repleta de papeles sobre mi escritorio. 

Inmediatamente la abrí, preocupada, a decir verdad, pues eran muchos, y estaba segura de que, con todo lo que tenía que hacer, no lo terminaría hoy. Sonreí al ver que lo único que había dentro era un montón de papeles en blanco liderados, claro, por un papelito rojo, en forma de corazón. 

Escrito, con una caligrafía que posiblemente era más linda que la mía, decía:"¿Cita mañana por la noche?" 

Debajo de la pregunta, habían dos casillas, una decía si, la otra por supuesto, no. Supuse que debía tachar mi respuesta, así que, después de mirarlo dudosa, solo para molestarlo, tache una de las alternativas.

Sean intentaba ver que respondí, pero yo le tapaba, riéndome bajito. Cerré la carpeta y se la devolví, luego me acomodé en mi asiento y suspire -Veré que puedo hacer al respecto. 

Sean sonrío, guiñándome el ojo, y salió de mi oficina. 





-No lo sé, creía que mi trabajo seria más emocionante -Le di una mordida a mi sándwich de ave y mire con un puchero a mi amiga. Ella, después de hacer lo mismo que yo, sonrío. 

-Vamos, son tus primeras semanas -Jennifer se alzo de hombros, recordando algo -Además, ¿No me habías dicho que la próxima semana te tocaba entrevistar a una banda? 

-Si, pero no me han querido decir quiénes son aún, y estoy segura de que, con la suerte que tengo, se tratara de unos tipos poco conocidos -Por la calle se paseaba gente, apurada, casi sin detenerse a mirar alrededor. 

-La última vez que pensaste eso, te toco entrevistar a 5sos -Me miró mal, como si me estuviera quejando por una estupidez.

-Si, y no fue de lo más maravilloso, si lo piensas bien -Sonreí torcida, recordando la incómoda entrevista con mi ex. Ella siguió mirándome mal -Bueno, si. Quizás si fue bueno, es decir, volví a tener contacto con los chicos, pero eso no quita el hecho de que en ese momento me quisiera morir.

-Eres una exagerada -Jennifer rodeo los ojos y miro su celular. Soltó el pan de inmediato, abrió los ojos y gritó -¡Mierda, son las tres de la tarde! 

Out Of My Limit IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora