Capítulo Sesenta (Maratón 2/3)

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Los nervios me estaban matando.

Como esto era al aire libre, tan solo había una gran carpa que nos separaba de los asientos y del lugar en donde estaría mamá, recitando sus votos. Mi tarea era simple: salir de la carpa con una sonrisa y un ramo de flores y caminar hacía el altar, para quedarme al lado de mi hermana y Mary en un costado. El único problema es que yo era la primera en hacerlo, y no podía dejar de pensar en los mil y un problemas que tenía.

-Es el momento -Mary se coloco detrás de mí y me dio un suave empujoncito para que avanzara. Yo, nerviosa, salí de la carpa.

Había visto en películas que las damas de honor solían entrar lenta y agraciadamente, así que lo hice. Los invitados, que como mamá había dicho habían llegado a las cinco exacto, voltearon sus cabezas y me miraron con una sonrisa. Se trataba de viejos conocidos, vecinos, e incluso algunos padres de ex compañeros de preparatoria. Todos estaban aquí, y no me habían visto en años.

Mantuve la sonrisa e intenté que no se notara mi nerviosismo.

Mi cabeza iba derecha, mi sonrisa tiesa, y la parte más idiota de mi aún buscaba por entre los invitados el rostro de Luke.

No encontré nada.

¿Porqué buscaba? ¿Porqué tenía la esperanza de que llegaría? De seguro me odia, y no lo culpo.

Cuando finalmente llegué al altar Rachel estaba haciendo su aparición por la carpa, así que algunas miradas se desviaron a ella. Mary ya estaba a medio camino, sonriéndole a su padre, y miraba hacia un punto fijo, intentando parecer feliz.

Cuando Rachel por fin llegó, la música que había estado ambientando el lugar se detuvo, y la marcha nupcial comenzó. Era la misma que en las películas, y me hacía sentir algo nerviosa.

Los invitados se levantaron de sus asientos y mamá comenzó a caminar por el pequeño y artificialmente armado pasillo entremedio de los invitados y Harrison, estoy segura, comenzó a tener los ojos vidriosos. Puntos para él, supongo. Mamá se veía preciosa y caminó lentamente hasta llegar al altar.

Era un camino corto, pero se hizo eterno. Mamá estaba sonriendo como nunca, y por primera vez me sentí feliz por lo que estaba ocurriendo aquí.

Miré una vez más a los invitados y, en tercera fila ví a mis mejores amigos, que me hacían un par de señas. Travis estaba grabando, y pude notar que me hacía zoom por unos segundos. Achiqué un poco los ojos, sin dejar de sonreír, en su dirección.

Cuando la marcha nupcial acabó, el padre comenzó a hablar.

-Queridos amigos, estamos aquí reunidos para celebrar el amor, la felicidad, la lealtad, y el compromiso de estos hermanos que deciden unir sus vidas ante Dios y ustedes...

El ministro siguió hablando por unos segundos, pero no pude prestarle atención.

Estaba inquieta, y no sabía porqué. Comencé a recorrer a los invitados nuevamente con mi vista. Algunos sonreían felices, otros asentían con el discurso, otros simplemente miraban la escena con una mirada apacible. Pero no fue sino hasta llegar a la última línea de asientos que mi corazón se detuvo.

Detrás de los asientos habían dos sauces, la carpa estaba en medio de ellos, pero ese no era el punto. Apoyado en uno de los árboles se encontraba Luke, de brazos cruzados y mirando la escena tranquilamente.

Nuestras miradas se cruzaron, pero ninguno sonrió. Yo estaba demasiado desconcertada como para hacer algo.

Travis, quien me estaba mirando en ese momento se volteo discretamente para ver lo que sucedía. Al parecer había notado con mi expresión que algo estaba sucediendo.

Out Of My Limit IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora