~•EL CHICO DE TATUAJES•~

4.9K 455 43
                                    

•~ Capítulo.4.~•

DEDRICK

El dolor de cabeza es lo que me despierta de mi sueño. Joder. Con lo poco que he conseguido dormir para que ahora esté puto dolor de cabeza me despierte.

Miro al techo cuestionándome porqué no morí al nacer y tras largos minutos sin encontrar respuesta me siento al borde de la cama. Froto mis ojos y suelto un bostezo. Hago una mueca de dolor mientras desordeno mi cabello dorado. 

Mi mirada viaja a mi móvil, el cual se encuentra sobre mi mesita de noche. Lo desconecto de su cargador y miro las múltiples llamadas perdidas de parte de Ada y sus cientos de miles de mensajes por su parte. Ahogo un quejido y tiro mi móvil sobre la cama.

Qué molesta puede llegar a ser.

Supongo que si hoy falto al trabajo no pasará nada, Edel o Armin se harán cargo. Con Ada no contaré porque seguramente debe estar de los nervios. Debería tomar en cuenta que asistí a mi cumple, solo que me fui antes de tiempo y listo.

Dispuesto a volverme a acostar no soportando este dolor de cabeza me dejo caer de espaldas, pero es en ese momento que tocan la puerta y yo gruño en respuesta.

— ¿Quién es?

—Edelmira.— Contesta al otro lado de la puerta con su característica voz suave y tímida.

Edelmira es mi hermana de diez años y también es la omega que mi madre mencionó.

— Pasa.

Tan rápido doy la orden ella pasa. Mis ojos van a parar a los suyos y enseguida baja la mirada a sus pies. Ruedo los ojos y espero a que me diga qué quiere o que al menos se acerque.

— Her-Hermano.— Me llama.— No sé si hoy tengas tiempo, pero ¿Puedes llevarme al parque? No puedo ir sola y Astrid se ha ido a la universidad.— Me dice.

— ¿Porqué no has ido a clase?

— ...

No obtengo respuesta por su parte, solo un sonrojo capaz de verse a kilómetros de distancia. Alzo una ceja esperando una respuesta por su parte.

No tengo su tiempo.

— Dile a una empleada que te lleve a clase.

— Pero...

— Nada. Si no te encuentras mal o no sucede ningún problema debes ir a clase. Los novillos son malos. Además, si te pierdes cosas de clase, luego te atrasas en comparación con tus compañeros.— Le echo en cara.

Segundos pasan en los que me mantiene la mirada y sus ojos se sumergen en agua.

¿Y ahora porqué llora? No he dicho nada que no sepa.

— Pe-Pero, hermano...— Titubea.— No me gusta la escuela.

— A mi tampoco me gustaba y tuve que ir. A muchos niños no les gusta y van, y te preguntarás por qué, pues porque quieren un futuro.— Vuelvo a replicar.

No quiero discutir con una niña.

— Yo ta-también quiero un futuro.— Llora.

MI SALVAJE ADICCIÓN (En pausa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora