~•AMIGOS•~

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•~Capítulo.15.~•

EGAN

"Solo uno más Egan, tú puedes."

Eso es lo que me paso diciendo cada vez que salgo o entro a un nuevo establecimiento o empresa. En efecto, busco trabajo. La cafetería, claro, me pagan mi salario y tal, pero necesito más. Nunca he trabajado en dos oficios diferentes a la vez, pero esta vez me tocará.

Me parte el corazón ver así a mis seres queridos, sobretodo si es por algo así. Ha pasado pocos días desde lo ocurrido y también desde que estoy buscando otro oficio. Aún no me han llamado de ningún sitio, pero soy positivo y seguiré esperando con una de las más grandes sonrisas que tengo para dar y regalar. Tarde o temprano alguna empresa me llamará, sobretodo cuando revisen en mi curriculum como si cuento con altas notas empresariales, económicas y matemáticas.

— Oh, joven.— Escucho a un lado mío la dulce y suave voz de una anciana.— ¿Me ayudarías a cruzar la carretera? Últimamente carnet de conducir lo tiene cualquiera.— Comenta sonriéndome enormemente.

— Claro que sí.— Acepto cruzando mi brazo con el suyo.

Nunca pensé que cruzar una carretera se me iba a hacer tan largo, aunque supongo que es normal si es que íbamos a la velocidad de una tortuga, por no decir de un caracol. Sin embargo, en ese poco tiempo a ella le ha dado tiempo de hablarme de sus cinco nietos y de lo feliz que es haciendo galletas.

— Muchísimas gracias, jovencito.— Agradece ya habiendo llegado al otro lado de la carretera.— Toma unos caramelos.— Añade rebuscando en su pequeño bolso.

— Amo los caramelos.— Inquiero dando pequeños y rápidos aplausos en su dirección, causando su risa.

— Me alegra que así sea.— Dice poniendo los tantos caramelos en mis manos.— Muchas gracias y que tengas buenas tardes.

— Buenas tardes y gracias por las golosinas.— Agradezco despidiéndome con la mano en alto.

A medida en que me voy alejando y yendo por mi camino voy tarareando una de mis canciones favoritas, no evitando mover las manos y la cabeza al ritmo de la canción. Sin importar cuánto duela nuestra situación, debo ser feliz. Esto lo vamos a superar, porque somos Meyer.

Si pude sobrevivir al abandono de mis padres, también podré a esto. Mi mamá dijo que me encontró en un parque, más específicamente, en un columpio, en una cesta junto con una sábana azul. Dijo que era muy pequeño y que estaba helado. Estaba desnutrido y que a pesar de ser un vampiro, mis colmillos no estaban pronunciados como normalmente debían ser. También dijo que era muy silencioso, no lloraba y no emitía ningún sonido, razón por la cual se asustó al verme... Pensó que estaba muerto. Sin embargo, también dijo que cuando me llevó a casa y me posicionó frente al fuego de la chimenea si reaccioné y lloré, por eso me llamó Egan, un nombre de origen gaélico que significa fuego.

— Soy muy afortunado.— Murmuro sonriente.— Esto no es nada.

Tan tranquilo estaba hasta que una mano grande se posiciona en mi hombro deteniéndome de golpe. Frunzo el ceño y volteo a ver quien es.

— ¿Siempre acostumbras a hablar solo en la calle?— Pregunta él.

¿Cómo es que se llamaba este hombre?

MI SALVAJE ADICCIÓN (En pausa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora