~•UN CUENTO MAL CONTADO•~

1.3K 148 20
                                    

•~Capítulo.55.~•

"El lobo siempre será el malo si solo escuchamos a Caperucita."

EGAN

Me duele la cabeza.

¿Cómo miraré a los ojos a Angelo ahora?

Que manera de joder las cosas, eh.

No he dormido una mierda y todo se debe a lo de anoche. ¿Porqué se tuvo que confesar así de la nada?

Claro, él siempre ha estado ahí y siempre ha sido amable conmigo. Nunca me ha cuestionado nada, siempre me ha ayudado en lo que sea. Es un buen tipo. Sumámoslo al hecho que está buenísimo. Solo un ciego podría cuestionar ese hecho. ¡Pero no puedo!

Agh, maldito Dedrick...

¿Porqué después de dos años sigues rondando en mi cabeza? Esto es ilógico.

¿Puede ser sea porque añoro como me tocabas, como me besabas...? ¿Quizá los paseos en el parque me hacen falta? ¿Tal vez necesito que me riñas cuando digo golipolleces? ¿O que me vengas a buscar para ir de cena? ¿Tus gestos, tus risas, tu amargura...tal vez?

Es a ti... Es a ti a quien quiero.

En efecto, a menos de que te tenga delante y me prometas que me has olvidado, que no quieres saber de mi, qué sientes algo por tu esposa... No te voy a dejar ir. No, definitivamente.

Dedrick es mío.

— ¿Estoy siendo obsesivo?— Pregunto a la nada, perdiendo mi mirada en el techo.— Me da igual.

El timbre de mi puerta me saca de mi ensoñación.

Como sea Calista o Chloe, no abro.

Con eso en mente, salgo de mi cama, y bajo las escaleras que dan a parar a la sala de estar. Con pasos perezosos doy a parar en la entrada. Miro por la mirilla a ver de quién se trata y me relajo al ver a quien seria el cartero.

Restregándome los ojos, abro la puerta y saludo.

— ¿Es usted Egan Meyer?— Me pregunta.

— Eso pone en mi carnet de identidad.— Bromeo.

Sonríe.— Bien, entonces esta carta es para usted.— Me dice entregándome un sobre rojo con sello granate.

— Muchas gracias.— Agradezco.

— Tenga buen día.

— Igualmente.

Cuando cierro la puerta, pego mi espalda a la misma, mirando curioso la carta roja, que por su simple apariencia claramente parecía importante.

Dudo que sea del juzgado o algo así.

No me esmero mucho en buscar el abridor de cartas y simplemente rompo el sobre, sacando lo que realmente me interesa aquí. Como era de esperarse se trataba de algo importante.

MI SALVAJE ADICCIÓN (En pausa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora