~•LOCO POR TI•~

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•~Capítulo.116.~•

CHLOE

— ¿Te has enterado de la cena de mañana?— Le pregunto a Astrid.— Al parecer no fue nada lo de la mamá de Egan. Menos mal.

— Que bien.— Suspira aliviada.

— Sí, la verdad. No me imagino lo mal que lo deben haber pasado.— Digo con su mismo tono.

— Si no fuese por el trabajo nos podríamos haber pasado por el hospital a visitarla.— Musita con clara molestia.

— No te preocupes. Sus hijos están con ella.— Me encojo de hombros.

Hoy teníamos día libre. Edelmira ha salido con Fritz a no sé dónde. Ambas nos encontramos en la sala de su casa. Yo sentada sobre él sofá y ella acostada con su cabeza recostada en mis muslos, en lo que yo le doy suaves caricias a su rubia melena.

Empezamos probando lo que sería una relación lésbica y terminamos siete años juntas.

Pasé de que me gustaran los plátanos a los higos y no me arrepiento.

Astrid es el ser más fuerte, valiente y brillante que existe. Es algo así como una princesa com armadura, escudo y espada.

A sus 27 años seguía teniendo la apariencia de cuando tenía 20 años. Sus ojos verdes enormes y brillantes, acompañados de largas y rizadas pestañas y de perfectas cejas pobladas, su nariz respingona y pequeña, sus labios rosados y carnosos, su piel blanca pero con sus tonos rosados, su melena larga y dorada como una cascada de oro, su baja y delgada estatura. Después también estaba su pequeña cintura, sus pequeños pechos, pero su redondo y llamativo trasero.

Sí, ella es mi novia.

— Estaría bien que le lleváramos flores o un pastel, ¿Qué opinas? — Me dice, pensativa.

— Lo que quieras estará bien.— Digo y dejo un rápido pico sobre sus labios.

— Guay. Llevemos ambas cosas entonces.— Dice encogiéndose de hombros.

— ¿Vamos a dormir?— Le pregunto soltando un bostezo.

— Tenía pensado esperar a que llegara Edelmira. Ya es muy tarde.— Dice y mira su reloj de muñeca.

— Ya no es una niña y está acompañada de su novio.— Río.— Tú a tus 18 años vagabas por las calles e ibas de fiesta. E incluso te colabas en la biblioteca de la universidad.

Me mira perpleja y luego rompe a reír.

— ¿Cómo es que te acuerdas de eso?— Me pregunta, incrédula.

— Recuerdo todos los momentos importantes.— Contesto, obvia.

— Por eso y más te quiero.— Musita antes de corresponder al beso que le doy cuando me inclino a ella.

— Lo sé.— Digo con sorna.

(•••)

Al día de mañana...

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⏰ Última actualización: Jun 22, 2023 ⏰

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