~•PADRES•~

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•~Capítulo.110.~•

DELIA

¿Qué hice?

Calista anoche no durmió en casa. Tras estar en busca de Egan no volvió. Me gritó que estaba loca y que no entendía porqué estaba haciendo esto. Seguramente se quedó con Chloe y Astrid a dormir o en casa de alguna amiga.

¿Porqué lo hice?

Yo siempre supe que ese clan iba a volver y conocía la razón por la que volverían, más bien, la razón por la que Káiser volvería. Tuve que haberme preparado para ello.

Lo intenté...

Pero no pude...

Tomé a Egan y lo llevé conmigo. Me dije a mi misma que lo cuidaría, pero que lo haría recordándole de dónde viene y quien es, pero fui egoísta y creé una historia en su cabeza y en su corazón que no debería existir.

Yo misma nos sometí en un dolor profundo cuando dejé que ese niño solitario y desvalido se encariñara conmigo y me viera como su único foco de luz, al igual que yo, cuando lo vi como mi primer hijo varón y lo amé como si hubiese salido de mis entrañas.

Fui una tonta...

Pero más tonta fui cuando pagué con él mis miedos, cuando viéndolo a los ojos le dije cosas que no sentía y que no quería, porque pensaba que si lo alejaba de esa forma no me dolería cuando después a manos de Káiser, se fuera.

Quise adelantar ese acontecimiento para que luego doliera menos, pero solo me engañé.

Rompí añicos el corazón de mi niño...

Cada paso que dio él corriendo, fueron los pasos que recordaba yo que daba él cuando era pequeño, despidiéndose para ir al colegio, pero siempre, siempre volvía. ¿Y ahora? Ahora ya no queda nada, ya no va a volver.

Yo me lo busqué.

Siempre siendo su arma y su escudo, para ahora, simplemente convertirme en el arma que le hiriera.

Herí a mi niño...

Soy una mala madre.

"Lo siento. No quise molestar. Debo darte las gracias, tuvo que haber sido difícil para ti criar a un niño tan idiota y problemático como yo. Lo siento mucho. No tuve que venir, por eso, de nuevo, lo siento. Perdón, perdón...".

Aún diciéndome cosas tan tristes y disculpándose sin sentido, me sonrió para aligerar mi "enfado" y la tensión que yo misma creé. Aún así, sus ojos estaban llenos de lágrimas, lágrimas que yo mismo ocasioné.

Mientras que mi corazón lloraba a mares queriéndole gritar que lo sentía y que era mentira todo lo que le estaba diciendo, que realmente no era así como lo sentía, mi cabeza, mi cerebro, no se doblegó e hizo lo que consideró mejor.

¿Mejor? Maldita sea, ¿Cómo habrá sido lo mejor? ¿Cómo habrá sido lo mejor hacerlo llorar, mentirle...?

Si ahora mismo me odiara lo entendería a la perfección.

MI SALVAJE ADICCIÓN (En pausa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora