~•UNA REINA ENTRE REINAS•~

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•~Capítulo.63.~•

EGAN

Cuando el auto empezó a ir más lento y más lento, me hizo saber que ya nos estábamos acercando a la dichosa gala. El solo pensarlo me ponía ansioso. Mi estómago dolía a causa de los nervios y Angelo, más que acostumbrado, solo miraba hacia delante esperando llegar.

— Debes estar contento de venir a esta gala.— Musita de pronto.

— No te creas. Tengo unas ganas de vomitar, que no veas.— Me quejo sobando mi estómago.

— ¿Son las mariposas las que te tienen así?— Pregunta y ríe.

Sonrío sin entender su pregunta. Alzo una ceja en su dirección sin borrar mi sonrisa perpleja, preguntándole indirectamente a qué se refiere.

— ¿Mariposas? ¿De qué hablas?— Río.

— En esta gala básicamente se celebra lo alto que han llegado en poco tiempo los modelos novatos de las agencias más importantes.— Explica.— Si o si aparecerá Dedrick Ritcher Klein.

Fue escuchar el nombre y mis ojos se abrieron con exageración. Lo miro perplejo, sin parpadear. El auto se queda en silencio. Asimilo que acaba de nombrarlo. Voy atando cabos hasta el punto de entender que sabe de lo que hubo entre Dedrick y yo, ¿No?

— ¿Cómo sabes tú eso?— Le cuestiono seriamente.

Suspira.— Al principio no me lo creía. En Alemania, Dedrick es un nombre muy común. No me esperaba para nada que el hombre porque el que me rechazaras fuese mi rival en el tema de las empresas.— Comenta volteando a verme, neutro.— Pero por tu reacción se puede confirmar que así es.

— Te he preguntado qué cómo lo sabes.— Repito lentamente, manteniendo la calma.

Todo ha sido tan de gratis. Todos estos días quizás haya habido esa tensión por aquella noche de la confesión y el maldito rechazo, pero entre hoy y ayer creo que hemos bastante bien, al punto de no sentirnos incómodos el uno con el otro. Entonces, ¿Porqué me sale con estas?

— Michael me lo dijo.— Confiesa.

¿Michael?

¿Él?— Cuestiono incrédulo.— ¿Él como sabe eso? Literalmente, aparte de mi familia y mi mejor amiga, nadie sabía nada.— Digo bajo y para mi mismo.

— Eso ya no lo sé.— Se encoge de hombros.— Pero no importa. Tampoco sé el motivo por el que no estáis juntos ni el porque se casó. Sin embargo, tiene que ser importante para ti si después de tanto tiempo aún sigues pensando en él hasta el punto de no ver más allá de él.— Reflexiona.

— Angelo...

— Y no, no te estoy echando nada en cara, no me mal entiendas.— Es excusa con antelación.— Es más, fui egoísta al confesarme de la nada sabiendo que solo me ves como un amigo. Te puse entre la espada y la pared porque ansiaba tener algo más contigo. Es por eso que quisiera disculparme y si aún no es tarde para que sigamos siendo amigos, lo seamos.— Dice.

Puede ser sonara simple, pero parecía sincero y también arrepentido.

— No me había enfadado, por lo que no tienes porque disculparte.— Le resto importancia, encogiéndome de hombros.— Y sobre lo de ser amigos... Yo no te había dejado de ver como un amigo aún sin importar lo que hubiese pasado esa noche.

MI SALVAJE ADICCIÓN (En pausa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora