MI SALVAJE ADICCIÓN (En pausa)

~•EL DESTINO•~

•~Capítulo.80.~•

MICHAEL

— ¡Cómo que no! A ver, es el sexto boleto que me canceláis, ¿De qué vais?— Inquiero perdiendo los estribos.

Una semana desde la visita de ese Alfa que había prometido no dejarme ir. Una semana desde que intento salir de Alemania para irme a Inglaterra y huir de lo que sea que me esté planeando la Diosa Luna.

Y aún así, con estos planes escapistas, no he podido sacar de mi mente sus palabras. Esas palabras causaron muchas cosas en mí y eso han hecho que se cree un nuevo miedo en mi y no estoy dispuesto a permitirlo.

"¿Atarte? No, no me va el sadomaso, ¿Abusar de ti y marcarte a la fuerza? No muñeco, ni abusaría de ti, ni sería a la fuerza. Si puedo escoger, preferiría que me pidieras que te haga el amor y si se da, te marcaré. ¿Amenazarte? No se me ha pasado por la cabeza. No hables así, si no me conoces y no sabes de lo que soy capaz."

Ser un Omega es un asco. El hecho de ser un Omega ha causado que las palabras de quien se supone que es "mi Alfa" causen más repercusión en mi. Mi corazón se acelera, mis orejas zumban y mi cara enrojece recordando sus palabras.

Pero aún así, no pienso caer.

¿Porque iba a ser tan estúpido de volver a caer? Al fin y al cabo, no estoy hecho para amar ni ser amado. Cualquier ser racional se cansaría de mí o se daría cuenta de que no tengo nada bueno para dar. Es más, quizás soy como esos tipos pasajeros con los que puedes tener sexo una que otra noche y luego botarlo.

¿Será que eso quiere ese hombre? ¿Sexo?

— Vuelva a la agencia de viajes de donde compró el boleto y pregunte.— Me sugiere el profesional a cargo de verificar los boletos.

— Nana, volvamos.— Lo ignoro y tomo a mi nana de la mano, dándonos la vuelta con maletas en mano.

[•••]

Llegamos a la puerta de casa y lo primero que noto es un sobre blanco sin nombre ni nada parecido. Extrañado, la tomo y miro su interior, viendo una llave pegada a una nota, que dice así:

"Michael, debes haber notado que da igual los boletos que compres, todos son cancelados. No me has dejado alternativa. ¿En serio? ¿Huir a Inglaterra? Muñeco, te seguiría hasta el fin del mundo. Eres mi amado Omega, no puedes huir de mi.

Ven a la dirección que te he dejado. Si no te fías de mí y crees que te haré algo puedes traer compañía, me da igual."

Y tras eso, estaba la dirección y la hora a la que debía estar en ese sitio.

Maldito cabrón, hijo de puta...

Lo supuse, pero no me lo quise creer.

— Rose, perdóname, tengo que salir, ¿Si?

— Pero, ¿Qué ponía es esa car...?— Iba a preguntar, pero no le doy tiempo porque ya me estoy yendo.

Saliendo del edificio le aviso al portero que me abra las puertas. Noto que el taxista que nos trajo aún permanece aquí, por lo que lo vuelvo a tomar y le pido que me lleve a esa dirección. Estoy tan enfadado que no sé ni qué hacer. Estoy yendo para allá, pero ni siquiera llegando sabré qué hacer. Quizá la rabia que llevo encima lo escupa en él y me sienta mejor.