•~Capítulo.70.~•
EGAN
Se me partió el corazón.
Quizá era la segunda vez que lo veía tan impotente. Me recordó al día en que nos separamos o cuando estábamos en el aquel baño. Pero hoy, hoy fue el día en el que demostrar estar más roto que nunca. Quedaba totalmente demostrado que eso de que los hombres no lloran solo es una mentira más. Este hombre se había tomado la suficiente confianza para llorar ante mi, para abrirse y demostrar cuánto le dolía todo lo que estaba sucediendo a nuestro alrededor. Yo al menos, no necesitaba palabras por su parte.
¿Dónde está ese hombre frío y amargo? No lo sé, yo solo vi a un niño que lloraba de dolor después de caer al suelo y herirse la rodilla.
¿Conoces la sensación de caer, rasguñarte la rodilla y que esta acabe con la piel casi desgarrada y la sangre cae a borbotones? ¿Ese dolor, ese ardor, ese escozor...? Algo parecido a eso sentí cuando lo vi así.
Ahora, callado y sentado en uno de los asientos del pasillo, con la cabeza recostada sobre mi cabeza por la diferencia de altura, se encontraba tranquilo y esperando pacientemente a las noticias que pudiesen ser de Frida. Una y otra vez estuve deteniendo doctores y enfermeros, pero estos no me dicen nada más aparte de que debo esperar.
Tenemos claro que la persona que lleva la operación es el Dr. Silva. Tan rápido como él salga de la sala de urgencias daremos por hecho que obtendremos noticias de Frida.
Salgo de mis pensamientos cuando lo escucho bufar y poco después gritar sus ojos.
— ¿Ahora qué pasa? ¿Quieres seguir llorando?— Me burlo.
— No me lo recuerdes, Egan.— Me calla, suspirando.— De solo pensar que me has visto en ese estado se me cae la cara de vergüenza.
Río.— Pues no entiendo porqué. A mi me has visto llorar y yo no estoy avergonzado. Son cosas normales y de toda la vida.— Contesto obvio.— Además, ya te he visto enfadado, amargado y desnudo, necesito verte en más situaciones.
Una risa corta proviene de su garganta y yo solo me quedo ahí, escuchándolo reír en nuestro desolado pasillo. Aunque no fuesen carcajadas sino una risa suave y corta, había bastado para hacer el ambiente menos pesado, más bonito y liviano. Además, la grave voz que acompaña a su risa es hermosa.
— Eres un payaso.— Acusa.
— Ah, ¿Pero a que te he hecho reír?— Sonrío como todo un triunfador.— Entonces vale la pena.
Cuando el silencio vuelve a irrumpir en el pasillo, dice:
— Gracias, Egan.
— ¿Gracias, porqué? En parte también estamos aquí por mi culpa.— Me encojo de hombros.— Me costaba aceptar que aún te tenía que seguir esperando, que aún no te podía tener y pues, estos son los resultado.
— Ya somos dos.— Es lo único que dice.
Pasaron los minutos, muchos minutos, pero que no llegaron a hacer horas antes de que a grito pelado se escuchara a una señora y un señor llegar a nuestro pasillo con enfermeras pidiéndoles que por favor no gritasen, que mantuvieran la calma, que en esta zona hay muchos pacientes convalecientes, etc. Pero esos señores las ignoraron como se les dio la gana, hasta que en nada se posaron ante nosotros.
![](https://img.wattpad.com/cover/300065483-288-k253523.jpg)
ESTÁS LEYENDO
MI SALVAJE ADICCIÓN (En pausa)
Hombres LoboCuando un hombre o mujer lobo nace inmediatamente la Diosa Luna la empareja con un lobo y con su media naranja o alma gemela, como queráis llamarlo, a mi me da lo mismo. Cómo Alfa que soy siempre esperé encontrar a mi alma gemela, no para vivir una...