~•COLMILLOS Y FESTÍN•~

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•~Capítulo.23.~•

DEDRICK

En una habitación de hotel. Una noche fresca y tranquila. Lujoso y elegante. Con una simple bata cubriéndome. Con una copa de champán en mano, que da a cada minuto viajes a mis labios. Sentado en un sillón con la mirada en el enorme ventanal que da a la ciudad iluminada por diversos colores de luces. Cierro los ojos dejándome llevar por el ligero sonido de la lluvia artificial caer en el baño. Aspiro el aire también entregándome por completo al aroma que ha dejado en la habitación la llegada anterior de Egan.

Suspiro impaciente por que salga ya. Vuelvo a llevar el borde de la copa a mis labios y sorbo. De un momento a otro oigo desde el baño tarareos por su parte y enseguida ruedo los ojos.

— Cuando quieras.— Murmuro en alto.

Segundos después en los que ya he terminado ese líquido de mi copa y estoy dispuesto a echar más, oigo el agua dejar de caer y con eso mis sentido se alteran. Dejo la copa en la mesita de cristal que posa a un lado mío junto al cubo lleno de hielo donde está la botella de champán.

La puerta del baño se abre y por fin sale. Con una toalla en la cintura y otra secándose el cabello. Mira desinteresado el lugar y cuando su mirada cae en mi una sonrisa se desliza por sus labios.

— Qué impaciente eres.— Se burla.

— Estabas tardando.— Reprocho.

— Mentiroso.— Se ríe.

Una sonrisa hermosa acompañada de una risa hermosa.

— Ven.— Ordeno enfatizándolo con el dedo índice.

Esperaba que se negara a acatar mi orden como lo haría un gatito arisco, pero obedientemente se acerca a mi, no importándole el hecho de que no haya sido una petición.

— Cuándo te miro, ¿Sabes que veo?— Me pregunta cuando se para frente a mi, posicionándose de pie entre mis piernas.— Veo sorpresa. Me miras y es como si no pudieras creerte ninguna de mis acciones. ¿Tan espontáneo soy?

— Así es.— Me sincero.

Me pongo en pie, doblando su altura. Lo miro desde mi imponente altura, casi quedando ridículo ante su imponente belleza, no una belleza que a simple vista se vea pura, por esos tatuajes, por su cabello despeinado... Es él.

— Probemos tus límites.— Dice de pronto llamando toda mi atención.

— ¿Mis límites?

— Sí. La última vez que me trajiste a un hotel porque me quedé dormido por la borrachera dijiste que los resultados serían catastróficos a causa de mi aroma y de mis bromas.— Da a entender.— Vamos más allá.

Días antes parecía querer rechazarme y no volverme a ver a menos de que tuviera que verse con Edelmira, pero ahora lo tengo aquí, conmigo, esperando a ser mío y yo no iba a ser quien se fuera a echar para atrás.

En estos momentos parecía que estaba pasando algo que llevaba esperando durante milenios, cosa que no es así.

— Empecemos por esto.— Sugiere pegando sus labios a los míos.

MI SALVAJE ADICCIÓN (En pausa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora