•~Capítulo.96.~•
DEDRICK
— Siento tu mirada desde aquí. Dilo.— Le digo.
Tras haber conseguido escapar de los paparazzis y haber conseguido llegar al auto, arranqué. Desde que empecé a conducir he podido sentir la mirada de Egan sobre mi.
— Hiciste pública nuestra relación.— Dice.
Cuando estoy aceptar, porque no me queda de otra, suelta un chillido emocionado, que trata de callar tapándose la boca con una mano, para luego acabar carcajeándose. Esta reacción tan tinta y añiñada por su parte hace que ría por ello.
— ¿Qué te ha llevado a envalantonarte?— Me pregunta.
— Ya lo sabes.
— No, no lo sé.— Miente.
Ruedo los ojos.— El amarte.— Contesto.— Te amo más que a cualquier cosa o persona, Egan.
A estas alturas sería una tontería no ser capaz de decirle este tipo de cosas, sobretodo cuando son tan obvias.
Una de sus manos sobre mi muslo, dando un fuerte apretujón. Desvío la mirada de la carretera y lo miro, tras bajar la velocidad del auto. Su sonrisa de oreja a oreja, dejando ver sus pequeños colmillos, sus ojos brillando más que nunca, hacen mi corazón saltar.
— Sí, lo sé.— Ríe.
[•••]
Salimos del auto, quedando frente al portal de su departamento.
— Mañana me puedo pasar a ver a Tahiel.— Me dice metiendo sus manos en sus bolsillos traseros.— ¿No crees?
— ¿Solo a Tahiel?— Le pregunto, juguetón.
Ríe negando con la cabeza. Se acerca aún más en lo que recuesto mis espaldas en mi coche. Alza la cabeza a mi altura y deja un pico sobre mis labios, en lo que yo me muerdo los labios, lamento que no haya sido de esos besos duraderos y que tanto me gustan.
— Y al papá, claro.— Añade.
— Menos mal. Ya me estaba pensando si abrir la puerta o no si no era así.— Bromeo.
— No seas tonto.— Ríe.
Tomándolo de la muñeca con cuidado, como si temiera romper un cristal, intercambió lugares, dejándolo contra el coche y yo. Su mirada juguetona baja a mis labios y eso me da la iniciativa para atacar sus labios. Gruño cuando lo siento morder mis labios y que a causa de esa mordida una ligera gota de mi sangre surja y que rápidamente entre besos sea lamida por él. Entremedio del beso puedo sentir como sonríe.
— Delicioso.— Musita rompiendo el beso, y lamiendo su labio.
— Estás loco.— Musito deseoso.
— ¿Tú crees?
[•••]
EGAN
— Entonces yo ya iré tirando para arriba.— Me despido.— Hasta mañana.
Sonriéndome, asiente, aceptando ese hecho. Me tengo que ir. Dándole una última mirada y despidiéndome con la mano, me dirijo a mi portal, entro y saludo al portero, quien seguramente a presenciado nuestro momento erótico.
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MI SALVAJE ADICCIÓN (En pausa)
Người sóiCuando un hombre o mujer lobo nace inmediatamente la Diosa Luna la empareja con un lobo y con su media naranja o alma gemela, como queráis llamarlo, a mi me da lo mismo. Cómo Alfa que soy siempre esperé encontrar a mi alma gemela, no para vivir una...