•~Capítulo.8.~•
EGAN
Incómodo, masticó las galletas que hace veinte minutos me ofreció Edelmira antes de irse a jugar a lo que sería su tobogán favorito, yo de mientras aquí me encuentro, sentado en un banco con la mirada fija en la niña que mientras juega de vez en cuando me manda un saludo con la mano y yo se la devuelvo disimulando mi incomodidad.
Por otro lado, a mi lado está ese hombre, que dudo que sea su padre porque muy mayor no es, también dudo que sea un empleado que seguramente debe tener esta gente porque su reloj de muñeca debe costar más que el alquiler de mi casa y eso, sin hablar del resto de su vestimenta. Mi incomodidad se debe a su cara de pocos amigos y porque puedo notar como con el rabillo de su ojo varías veces me mira, como si no pudiera creerse mi existencia.
— ¿Eres el hermano de Edelmira? — Le pregunto queriendo eliminar esta inoportuna tensión.
Me mira y vale, sí, es guapo de cojones.
— Ese soy.— Afirma.— Y tú eres su amigo. Pensé que serías un niño, no un... Adolescente.
— Soy un adulto.— Corrijo y río. — Al igual que tú.
Nos volvemos a quedar en silencio y esta vez menos incómodo, me acomodo abriendo mis piernas con pereza, recuesto mi espalda en el banquillo y bebo del botellín de princesas la leche que me ofreció Edelmira.
— ¿Cómo puedes estar tan tranquilo?— Me pregunta llamando mi atención. — ¿Soy el único que se está volviendo loco?
¿Eh?
Dejo de beber y lo miro.
— ¿Porqué debería estarme volviendo loco?— Le devuelvo la pregunta riendo.
— ¿Mi aroma no te transmite nada?— Pregunta exasperado.
¿Su aroma?
Me encojo de hombros. Bajo su atenta mirada me acerco a él y bajo mi rostro al hueco de su cuello. Aspiro su aroma y lo noto tensarse. Interrogativo me aparto y lo miro.
— No conozco tu perfume.— Niego volviendo a mi postura anterior.— ¿Es muy caro? Huele bien, demasiado bien. ¿Cómo se llama?
Espero una respuesta por su parte a la vez de que me meto otra galleta en la boca. Que ricas están. Él solo me mira con incredulidad y yo no lo entiendo, no he dicho nada fuera de la realidad. No soy rico y tampoco me esmero en comprarme perfumes más caros que el alquiler de mi casa, es más, me bastan los de mercadillo.
— Estás bromeando.— Me culpa con total seriedad.
— Amigo, ¿Todo bien en casa?— Le cuestionó mirándolo raro.
Toma rápidamente mi muñeca y me acerca a él, causando que la cantimplora de leche caiga de entre mis manos, pero menos mal cae estando cerrada y nada se derrama. Lo miro con reproche. Él me acerca a él deslizándome por el banquillo en él ambos estamos sentados. Paso mi mirada a donde están los juegos a ver si la niña está viendo a su hermano hacer este tipo de gilipolleces.
— Oye.— Me quejo.
— No puede ser que yo me esté muriendo a causa del aroma que desprendes y tú puedas estar a mi lado y no sentir nada.— Murmura a centímetros de mi rostro.— No es justo. Solo hay una razón por la que no te sientas atraído por mi aroma o no siquiera lo huelas. ¿Qué eres?
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MI SALVAJE ADICCIÓN (En pausa)
WerewolfCuando un hombre o mujer lobo nace inmediatamente la Diosa Luna la empareja con un lobo y con su media naranja o alma gemela, como queráis llamarlo, a mi me da lo mismo. Cómo Alfa que soy siempre esperé encontrar a mi alma gemela, no para vivir una...