~•HOLA, MINI FRIDA•~

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•~Capítulo.72.~•

DEDRICK

— Por favor, firme aquí aceptando que que fue usted quien aceptó los términos de la operación. También aceptando que su mujer o el bebé es quien sobrevivirá.— Me dice un doctor, entregándome un documento y un bolígrafo.— No quiero meterle prisa, el caso es que su mujer ya se encuentra en quirófano y no tenemos mucho tiempo. Si sigue así, ambos morirán.— Da a entender, apenado.

Mi cabeza es un maldito lío. No quiero firmar sentenciando a muerte a Frida, pero sino es el bebé que tanto hemos esperado y que no tiene culpa de nada será el que perezca. Literalmente, me siento como un criminal. Les estoy arrebatando la vida a dos seres inocentes.

— Pero no he podido verla, tan siquiera sus padres han podido. Dijeron que al menos uno o dos de nosotros podríamos y...— No alcanzo a terminar mi queja cuando él me interrumpe.

— Señor, ella decidió que entrara el joven que le acompañaba a usted.

Egan...

Eso explica porque no tengo ni idea de dónde se encuentra. Pero, ¿Egan? ¿Porqué él?

No me da tiempo a preguntarle la razón por la que se supone que decidió ver a Egan, cuando la puerta se abre dejando ver al recién mencionado, con la respiración acelerada y mirando exasperado a su alrededor, como si llevara bastante tiempo buscándome. A sus espaldas vienen enfermeras apresuradas diciéndole que no puede correr por los pasillos, mucho menos gritar.

— Dedrick, debes firmar.— Me dice de buenas a primeras.— Debes escoger a tu hijo.

Me pongo en pie y con gestos torpes me acerco a él, sintiendo el sudor frío caer por mi frente.

— ¿Qué... Qué estás diciendo, Egan? ¿No te das cuenta? Frida no puede morir, no debe morir...— Murmuro.— Debo poder disculparme por ello, necesito hacerlo...

Exactamente, no puedo dejar ir así a Frida. Es por mi culpa que ella está en este estado. Nuestra boda se debía a que yo debía tener un hijo si o si. Pero a estas alturas, ¿Qué puedo hacer?

— ¡Dedrick, escúchame!— Exige Egan, tomando mis manos, evitando que sigan temblando.— Frida no te culpa de nada, al contrario, está muy agradecida contigo. Ella te ama.— Me dice con los ojos cristalizados.— Ella quiere que seas tú quien cuide a vuestro hijo porque sabe que lo amarás y protegerás. Ella confía en ti... al igual que yo en ti.

"Cuando tengamos a nuestro hijo, aunque te separes de mi. Por favor, al menos, seamos amigos, llevémonos bien, ¿Si?...Da igual cuanto dure esto, solo... solo tenme presente."

Eso me dijo en aquel entonces y yo accedí, accedí porque aunque no la amara como amo a Egan, si pude llegar a formar una amistad con ella. La conocí y me conoció durante estos dos años que estuvimos juntos. Y ahora, ahora me duele tanto que deba terminar así, esto no tenía que acabar así.

Pero si lo que dice Egan es cierto, entonces es verdad que ella confía en mi y es verdad que esto termino así por su propia elección o porque caminó a lo largo de este callejón que llamamos "Vida" y chocó con un muro, encontrándose sin salida, habiendo que crear un hueco en el que escapar.

— No te preocupes, no te dejaré solo, ¿si?— Me consuela Egan, con una sonrisa, apretando nuestras manos enlazadas.— Ahora, por favor, firma.

MI SALVAJE ADICCIÓN (En pausa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora