~•LATIDOS DEL CORAZÓN•~

2.1K 250 21
                                    

•~Capítulo.34.~•

EGAN

¿"Mi amor"?

Dedrick me ha llamado "amor" frente a Angelo.

"Amor".

¿Soy su amor?

Cuando el teléfono cuelga me quedo mirando a Angelo sin decir nada, abriendo y cerrando la boca no sabiendo cómo formular la primera frase. Sonrío nervioso mientras que me levanto de mi silla giratoria y palpo mis bolsillos traseros algo nervioso, a medida que mis orejas arden con intensidad.

Angelo me mira y ríe, causando más vergüenza en mi.

Mi corazón late tan rápido que creo que en cualquier momento se saldrá de mi pecho y se irá corriendo.

— No tienes por qué avergonzarte tanto, Egan.— Dice cesando su risa.— Estás muy rojo.

— Lo noto.— Acepto riendo y palpando mis rojizas orejas.— Joder, no me esperaba eso.

Se acerca a mi sonriendo enormemente mientras que yo estoy ocupado abanicándome la cara, no queriendo seguir pareciendo la antorcha humana.

No debería emocionarme tanto porque me llamara así. Es más, seguramente se le escapó.

Cuando posa a centímetros de mi toma mi mentón, sacándome de mis pensamientos y me hace alzar la mirada directamente a sus ojos. No me paro a inspeccionar la expresión de su cara, pero me detengo a que me diga algo.

— No sabía que tuvieras compagno.— Musita.— Aunque en cierto modo tuve que haberlo supuesto.— Murmura dando una rápida caricia a mi mentón y soltándome.

— ¿Compa... qué?— Titubeo sin entender.

— Pareja, novio...— Da a entender.

Río.— No, no, no es mi pareja.— Niego.— Somos... Somos algo, pero no pareja.— Explico.

Exacto, no somos pareja. No tenemos nada que nos comprometa el uno al otro.

Y aún así mi corazón sigue acelerado por el anterior apodo.

— Entonces, la fortuna è dalla mia parte.— Musita en mi dirección, sonriendo como un niño al que le han dado su piruleta.

Oye, deja de hablar italiano conmigo porque por mucho que me guste no entiendo una mierda.— Me quejo riendo.— Y no entender, jode.

— Está bien, está bien...— Concuerda desordenando mi cabello, juguetón.

— Venga, vamos al dichoso desayuno.— Le recuerdo pasando por su lado con agenda y boli en mano, dando brincos.

[•••]

En el desayuno, en uno de los restaurantes pegados a la empresa, Angelo toma una conversación con estas personas. Yo, por otro lado, estoy teniendo una acalorada conversación con Chloe, bajo la mesa en el que estamos sentados.

Me digo a mi mismo que no debo contarle chismes a Chloe, pero si no es a ella, ¿a quién?

Leo, << Noooo, te llamó MI AMOR. Definitivamente, te ama.>>, tras leerlo trato de no reírme y miro hacia delante, como hablan los aquí presentes. Cuando cesan esas ganas de reírme, contesto << Se le debe haber escapado, Chloe. Ya sabes, sin querer.>>, le contesto enseguida. <<Ay, no me jodas Egan. Entonces yo sin querer le puedo dices algo como: Oye jefe, llegaré tarde al trabajo, ¿Vale, bebé?>>. Apago el teléfono y trato de prestar atención a los aquí presentes, pero las ganas de reírme me superan.

MI SALVAJE ADICCIÓN (En pausa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora