~•DE VUELTA A CASA•~

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•~Capítulo.94.~•

EGAN

— Entonces, ¿Habéis vuelto?— Me pregunta Chloe sorbiendo de la pajita de su brik de zumo.

Ruedo los ojos.— No es que hayamos roto. Solo estamos... Solo estamos...— Y me callo buscando la respuesta correcta.— Solo estamos en un hiatus.

— ¿O sea, un tiempo?— Se entromete Astrid.

— No lo sé.— Suspiro.— No creo que sea eso.

— ¿Cómo que no? ¿Porqué no?— Me cuestiona esta vez Calista.

Aquí nos encontramos los cuarto, en un bar de la esquina de la casa de mi mamá, tomando unas birras. Se supone que iba a ser im un encuentro sin importancia, en el que hablemos de cosas que no tuviesen relación con las cosas malas que me pasan. Pero estas chicas no ponen de su parte.

— Porque si no voy mal, darse "un tiempo" es cuando una pareja deja de verse durante un periodo de tiempo indeterminado en el que se piensa y se cuestiona si seguir con la relación. — Digo haciendo muecas en el intento de encontrar las palabras correctas.

— ¿Y?

Me tapo la cara no queriendo ver cuando se burlen de mi.

— Y simplemente no creo que vaya a estar un "período de tiempo" sin él.— Digo bajito.— No puedo.

En eso chillan llamando la atención de todos los presentes, causando mi sonrojo a más no poder.

— ¡Callaros ya! ¡Por favor!— Chillo yo también, causando aún más sus risas.

— Oww, nuestro vampiro hermoso está enamorado.— Dice fingiendo llorar mi hermana, mientras me remueve el cabello.

— Ay, ya, ¡Suelta!— Golpeo la mano que estropea mi cabello.

En eso, entra un chico no muy mayor, más bien, parece un adolescente, entrar junto a un ramo enorme de rosas. Parece buscar a alguien con la mirada hasta que su mirada cae sobre nuestra mesa y se acerca. Mudos esperamos a que se termine de acercar.

— Hola.— Nos saluda.— ¿Tú eres Egan?

Asiento.— Así me llaman.

Ríe.— Bien. Ese hombre de ahí me ha dicho que te entregue esto.— Dice señalando al ventanal del bar que da a parar a la calle.

Al voltear vemos a Dedrick saludando con la mano en alto en nuestra dirección, con una sonrisa de oreja a oreja. La chicas aquí presentes, de nuevo, chillan emocionadas.

Sin perderlo de vista veo como saca su móvil y en eso, mi móvil resuena en llamada. Es él.

— Ponlo en altavoz, ¡Ponlo en altavoz!—Chillan.

Riendo, les hago caso.

— Espero que te gusten. Es algo bastante simple y típico, pero...— Antes de que termine, le interrumpo.

— Me encantan.— Me sincero aspirando el olor de las rosas.— Muchas gracias.

— No me las des.— Dice y lo veo sonreír de lado.—  Por cierto, ¿Puedo pedirte un favor?

MI SALVAJE ADICCIÓN (En pausa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora