MI SALVAJE ADICCIÓN (En pausa)

~•¿PERDONA?•~

•~Capítulo.12.~•

DEDRICK

— Esto era lo que necesitaba para desestresarme.— Musito adentrándome a la sala VIP acompañado de mis amigos.

Un nuevo antro en medio de la ciudad, teniendo la primera planta para gente... corriente y lo que sería la sala VIP, donde solo estamos los cuatro, excepcionalmente.

— Hacía tiempo que no veía a hombres tan atractivos.— Murmura Ada acercándose al enorme ventanal que da vista al primer piso, donde un montón de personas acumuladas bailan y beben.

Un enorme ventanal que permite ver desde dentro todo lo que ocurre fuera, pero no lo que ocurre dentro a los de afuera. Perfecto.

— Yo tampoco.— Le contesta su hermano, parándose a un lado suyo.

No sé si lo ha sido mencionado anteriormente, pero en efecto, Armin es, por así decirlo, bisexual. No lo he visto con tantos hombres como con mujeres, pero lo ha dejado claro. Sin embargo, hay una razón por la que ha dejado sus aventuras de lado, no me he parado a preguntarle la razón porque creo que le afecta. Cuando quiera ya lo hablará.

— ¿Y yo qué?— Pregunta con sorna Edel, sentándose a un lado mío, el sofá de cuero negro.— Me tienes olvidado, Armin.

— Si, bueno, ¿Quién me sirve tequila?— Ignora Armin.

Disimulo una risa burlesca hacia Edel aposta para que él mismo lo note y cuando lo hace simplemente le guiño un ojo burlón.

— Creo que hoy no seré el alma de la fiesta.— Se lamenta Ada ignorando la riña de ambos amigos nuestros, aún con la mirada fija en el enorme ventanal.

— ¿Porqué lo dices?— Le pregunto ocultando lo poco que me importa.

— Porque en estos momentos un chico y su chica lo están dando todo en la pista de baile.— Contesta.— Que envidia, sobretodo a la chica esa.

— No debe ser para tanto.— Río levantándome de mi asiento con vaso en mano, acercándome a ella.

Me acerco, posicionándome a un lado de ella observo a través de la ventana. No me es difícil encontrar a la pareja que le ha quitado el momento de "brillar" a mi amiga, porque al igual que nosotros muchos otros los miran. Llevo mi vaso a mi labios pero no llego a beber cuando mis ojos enfocan a la pareja. Egan.

No, no tiene porqué ser él.

No entiendo porqué trato de autoconvencerme de eso. Claro que es él y de eso me aseguro cuando los rayos de luz de colores dan a parar en ellos. Mi cuerpo se tensa cuando me centro en cómo sus manos se guían sin pudor por la cintura de esa mujer y cómo bajan a sus caderas sin ningún tipo de cuidado. Mis ojos vagan en cómo sus labios se mueven demostrando estarse riendo al tiempo en el que murmura cosas en su oído. Mis manos se aferran al vaso y lo aprieto con fuera, no dándome cuenta hasta que escucho un leve crujido provenir del mismo.

— Oye, ¿Estás bien?— Llama mi atención Ada.— Espera... ¡No me digas qué...! ¡No!— Chilla expandiendo sus ojos a más no poder al igual que la boca, incrédula.

Justo lo que no quería.

Habiendo tantos antros...