~•LYCORIS RADIATA•~

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•~Capítulo.85.~•

MICHAEL

— ¿Este o este?— Le pregunto a mi nana, señalándole las dos chaquetas americanas que llevo a mano.— La negra es mas formal y elegante, mientras que este rojo es mas seductor e informal, ¿Qué opinas?

Rose, sentada sobre mi cama, con las piernas cruzadas y expresión pensativa, alterna su mirada a entre las dos prendas, hasta que segundos después en los que me impaciento esperando una respuesta posa su mirada en mi, haciéndome que le cuestione con la mirada que pasa.

— ¿Te emociona la cita, verdad? ¿Hace cuanto que no tienes una cita?— Me pregunta de pronto.

Como si todas las fuerzas se me fueran bajo las prendas e hincho las mejillas, molesto.

— No es una cita.— Replico.— ¿Porque ambos insistís en que es una cita? ¡No lo es!

— ¿Porqué insistes tú en negarlo? Sobretodo cuando estás tan emocionado.— Dice exasperada.— Llevamos una hora en tu cuarto pensando en lo que te vas a poner. ¿Si realmente no fuese una cita ni nada importante porque no coges dos trapos y te vas?— Me echa en cara.

No me molesto en ocultar mi indignación con una clara mueca y soltando todo el aire de mis pulmones, soltando una risa sarcástica y pasando toda la mirada en mi cuarto, volviendo a posar mi mirada en ella.

— ¿Cuándo he vestido mal yo? Hasta para tirar la basura visto bien, ¡Hasta para irme a dormir!— Contesto cruzándome de brazos, molesto.— Pensé que realmente me conocías. Solo hago esto porque quiero estar presentable ante el hombre que me ha salvado la vida tres veces, ¿Tan malo es? Por favor...

Sí, me niego rotundamente a pensar que me estoy preparando tanto para verlo, ¡Por favor! Es una simple agradecimiento por lo hecho por mi. Solo le agradezco el preocuparse por mi, salvarme y cuidarme, ya está, nada especial.

— Si, si, si, ya me ha quedado claro...— Rueda los ojos.— Y dime, ¿Qué haréis?

Ya más tranquilo vuelo mi vista a mi armario y sigo sacando ropa.

— Ir al cine, cenar y dar un paseo.— Contesto.

Exacto, y luego cada uno a su casa.

— No es un mal hombre.— Suspira.— Espero que él sí sea un hombre al que le pueda confiar mi niño.

Mi pecho se oprime escuchándola decir eso, recordando todas las veces en las que llegaba emocionado en casa contándole como la había pasado con Angelo, diciéndole que quizá pronto y sería su yerno, cuando en verdad solo la engañaba y me engañaba. Sin embargo, aquí está de nuevo, volviéndose a abrir esta vez a Edel, confiando en que él sí me amara, solo porque ella no es capaz de ver lo que yo veo y aquello que veo es que soy difícil de amar, por no decir, que siquiera lo merezco.

— Ya... Ya tengo preparado el outfit. Me iré a bañar.— Le digo alentándola a que se vaya.

[•••]

Termino de ponerme sombra de ojos y la fina línea de ayeliner. Veo mi hermosa creación desde el espejo y me sonrío complacido. Me pongo en pie frente al espejo de pie y poso viéndome de izquierda a derecha, de arriba a bajo, encantado con lo que veo. Chapoteo mis labios empapados en gloss y me doy por terminado.

MI SALVAJE ADICCIÓN (En pausa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora