•~Capítulo.34.~•
EGAN
— Te convertiste en lo que juraste destruir.— Dramatiza Chloe.
— No exageres, te lo pido por favor.— Contesto frotándome el rostro, nervioso.
— Vale, me pasé.— Acepta haciendo un gesto de quitarle importancia.— Pero ahora en serio, Egan...— Murmura.
Tapo mi cara con la primera almohada que consigo tomar y me tiro de espaldas en la cama, negándome a escuchar lo que sé que me va a decir.
— No lo digas, por favor.— Suplico.
— Te gustas más de lo que crees.— Confiesa ignorando mi súplica.— Joder, pero no te culpo. Es decir, con tremendo...— Antes de que diga algo más le lanzo la almohada en la cara, callándola.
— Ay Dios mío, cállate, por favor, Chloe.— Vuelvo a suplicar.— Esto es una mierda.
Se ríe de mi mientras yo lloriqueo, no queriendo aceptarlo. Se acuesta a un lado mío de mi cama, reposando su cabeza sobre mi pecho.
— A ver, yo no soy una sabelotodo, puede ser me esté equivocando.— Se excusa de antemano.— Pero, ya sabes, es raro que con un simple apodo como ese te hayas estado comiendo todo el día la cabeza, ya sabes, que hayas reaccionado así.— Comenta.— Y además, ahora hasta quieres alejarte un poco de él por eso. Joder, que fácil eres.— Dice y ríe.
— Si lo dices así me haces parecer un gilipollas.— Digo.
— Lo eres.
— Chloe.
— ¿Si?
— No me quiero enamorar. No de él. — Confieso.— ¿Qué hago?
Ambos nos quedamos callados. Seguramente porque ella no sabe que contestar a mi pregunta y yo porque no sé de qué otra forma hacerle entender esa simple frase.
— ¿Y por qué?— Me pregunta al cabo de unos minutos.
Buena pregunta. ¿Porqué?
— No necesitas decírmelo para poderse ver que tiene todo lo que te gusta.— Comenta juguetona.— ¿Tienes ese rollo masoquista aún?
— Que no soy masoquista.
Me mira con cara de <<No te lo crees ni tú.>>.
— Solo un poco.— Confieso.
Ríe.— Y supongo que él es un buen macho Alfa dominante, ¿No?
Hago puchero y lloriqueo.— Sí.
— Entonces, ¿cuál es el problema?
— No vivimos en el mismo mundo, Chloe. Él es un ricachón que hasta ahora tenía planeado encontrarse con su alma gemela siempre y cuando esta fuese una mujer, una mujer que le diese hijos. Soy su alma gemela, pero no soy mujer ni puedo darle hijos y tampoco lo tengo pensado. — Relato.— Él se siente atraído por mí por un aroma que proviene de mi y que solo huele él. Es un aroma que según él lo hace adicto y que le encanta. Y por eso, imagínate que esta "relación" que tenemos es solo por eso, porque básicamente es adicto a mi. Es decir, es incapaz de sentir algo por mi más allá que simple atracción.— Explico sin pelos en la lengua.— Si acabo enamorándome de él entonces me estrellaré contra el piso, porque me imagino lo jodido que es no ser correspondido.
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MI SALVAJE ADICCIÓN (En pausa)
Hombres LoboCuando un hombre o mujer lobo nace inmediatamente la Diosa Luna la empareja con un lobo y con su media naranja o alma gemela, como queráis llamarlo, a mi me da lo mismo. Cómo Alfa que soy siempre esperé encontrar a mi alma gemela, no para vivir una...