~•EMPERADOR DE ALEMANIA•~

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•~Capítulo.102.~•

EGAN

— No sé lo cuentes a papá.— Me pide Tahiel después de mucho silencio.

Cierro el libro que le estaba leyendo y lo dejo en una estantería. Vuelvo a él y le sonrío, pasando mis dedos en sus rubias mechas.

— No puedes hablarle así a la gente, Tahiel. Está mal.— Le digo con serenidad.

— Pero... Pero ellos no son nadie para decir quiénes son mis papás.— Rechista.

— Claro que no. Tienes razón. Pero no por ello debes exaltarte y decir ese tipo de cosas.— Inquiero.— Chloe y Calista son una mala influencia.

— Soy suficientemente inteligente para saber qué palabras son malas y cuales no. Si las usé es porque evidentemente les quise hacer sentir mal, les quise insultar. No es que me haya dejado llevar por mis tías.— Dice con seguridad.

Ladeo la cabeza.— ¿Niegas que está mal?

Veo sus intenciones de no contestar, evitando mi mirada, pero insisto con la mirada para que conteste.

— No.— Dice al final acompañado de un bufido.

— Bien, no vuelvas a usar esas palabras.— Le digo.

— Está bien.— Suspira.— Pero, ¿Entonces te chivarás a papá o no?

Río.— Sabes que no. ¿Porqué tanto miedo a que se lo diga si sabes que nunca te dice nada? Él más que nadie sabe que tu carácter ha salido a él.

— Precisamente por eso.— Dice bajando aún más el tono de su voz.— Quizás no me dice nada porque se arrepiente de que me parezca tanto a él y no a quien fue mi mamá. Quizá hubiese sido más fácil criarme si me pareciese más a mi mamá.— Relaciona pensativo.— Me dijisteis que ella era muy buena y serena, no como papá.

Analizo y tras unos segundos en silencio en los que asimilaba lo que ha dicho, me carcajeo no creyéndome que un niño de siete años haya llegado a esa conclusión sin sentido.

— Eso no es verdad. Dedrick está muy orgulloso de que seas su hijo.— Doy a entender segurísimo de mis palabras. — Claro, fue difícil criarte porque eres su primer hijo y no sabía mucho de bebés. Además, eras muy chillón y le sacabas de quicio. Pero te ama.

Su risa y él como sus mejillas toman un rojo intenso me hacen reír aún más.

— Ahora duerme.— Digo dejando un beso en su mejilla.— Yo haré lo mismo.

— Buenas noches. Te quiero.

— Yo también te quiero.

En eso, dándole una última mirada, me levanto de su cama y salgo de su cuarto, apagando la luz.

[•••]

Con una bata puesta y un vaso de sangre en mano me paseo por la casa no teniendo sueño y esperando a que llegue Dedrick, a ver si me "distrae" un poco. Sin embargo, el hecho de que la puerta sea tocada me llama la atención.

Dedrick tiene llaves.

¿Quién puede ser a estas horas?

MI SALVAJE ADICCIÓN (En pausa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora