•~Capítulo.19.~•
EGAN
— Y... ¿Debería haberte llegado ya el correo de que has sido contratado?— Me pregunta Chloe dudosa. — O sea, yo quiero ser positiva, es más, lo soy, pero ya es muy tarde ¿No? Y te dijo que iba a ser esta misma noche.
Tiene toda la razón. Ya son la una de la madrugada y no he recibido ningún correo. Angelo dijo que esta misma noche debía llegarme un correo si era escogido y suponiendo que son ya las una de la madruga y que ya estamos en el día siguiente, el correo definitivamente y lastimosamente no era para mi.
Pero da igual, ni tenía sueño. Me quedaré toda la noche revisando mi correo electrónico.
— Seguramente se atrasaron o se olvidaron.— Excuso encogiéndome de hombros.— Solo hay que esperar.
— Pero...
— Además, si no es en esta empresa será en otra, porque te recuerdo que dejé veintisiete curriculums en diferentes locales.— Le recuerdo y río.
— Te envidio ese optimismo.— Murmura abrazándose a mi.— Eres el mejor.
— Gracias, ahora bájate una manta y una almohada al suelo, que ambos no cabemos en esta cama.— Me quejo tratando de apartarla además encima mío.
— ¡No!— Chilla acomodándose sobre mí y posando mi manta sobre ambos.— ¿Ves? Cabemos ambos.
Entre gritos y risas nos la apañamos para caber ambos en mi cama, pero eso era algo que pasaba muy seguido. Primero, me niego a que se quede a dormir, luego me niego a que duerma en mi cama, luego peleamos un buen rato y por último, dormimos uno encima del otro.
Angelo, Angelo, Angelo... Joder.
[•••]
DEDRICK
— Buenos días.— Saludo entrando al comedor, encontrándome con la familia reunida.
— Hola, hermano.— Saludan mis hermanas a la vez.
Me siento en la silla, en la cabeza de la mesa, en el centro, sin siquiera mirar a mis padres, quienes solo me han mirado desde que he llegado. No me importa. Las empleadas, específicamente, a la que seguí la otra vez y otra, sirven el desayuno y no tardamos en empezar a desayunar.
— Hermano.— Susurra Adelmira mirándome, solo para que yo la oiga.
No contesto, solo espero a que me diga qué pasa o qué quiere.
— ¿Crees que hoy podamos ver a Egan?— Me pregunta.
Justo cuando voy a contestar la voz de mi madre resuena en el comedor.
— Edelmira cuando se come se calla, ¿Acaso no lo sabes?— La riñe.
— Sí, madre.— Musita temerosa.
— ¿Cómo?— Inquiere enarcando una ceja con rabia y mirándola por encima del hombro.
— Ha dicho que te ha entendido, Raina.— Intervengo con calma.— ¿Cierto, Edelmira?
ESTÁS LEYENDO
MI SALVAJE ADICCIÓN (En pausa)
Hombres LoboCuando un hombre o mujer lobo nace inmediatamente la Diosa Luna la empareja con un lobo y con su media naranja o alma gemela, como queráis llamarlo, a mi me da lo mismo. Cómo Alfa que soy siempre esperé encontrar a mi alma gemela, no para vivir una...