~•ROSAS AMARILLAS•~

1.8K 202 16
                                    

•~Capítulo.35.~•

ANGELO

— No me siento preparado aún, pero según me has dicho, contaré con tu apoyo y creo que eso bastará para que me acostumbre más rápido y me sea más fácil.— Me dice él, con clara seguridad.

Básicamente estaba aceptando ser mi modelo y aunque no lo supiera él, también estaba aceptando ser mi musa.

— Bien, firma aquí.— Le entrego el contrato.— Y... Aquí. Este contrato da a entender que tienes un periodo de prueba de un mes y quince días, claro está que durante ese periodo recibirás un salario de la mitad que recibirás una vez seas contratado totalmente. También indica cuánto es tu salario. Velo por tú mismo.— Explico atento a sus expresiones y postura.

Miro detenidamente cómo va leyendo el contrato tomándose su tiempo, ignorando que ya le haya explicado resumidamente lo que pone entre tantas y tanta páginas. Se fija aún más en la letra pequeña y ante eso río. No es tonto.

Ok.— Asimila terminando de leer al fin, mirando fijamente a mis ojos.— Pues parece estar todo en regla.

Bajo mi atenta mirada toma el boli y firma donde le había indicado.

— ¿Cuándo empiezo?

— Mañana estará bien.— Indico.— ¿Te parece bien?

— Sí, claro.— Acepta sin darle mucha importancia.

Hoy, más que los demás días parecía más apagado. Él, que a simple vista se podría adivinar qué es un muchacho extrovertido e hiperactivo, parecía estar de bajón y sin muchas ganas de hablar. Sus ojos ámbar, que normalmente brillan con intensidad y no se pierden detalle, estaban opacados y dormidos.

Sin embargo, aún viéndose tan apagado no se le iba el encanto.

— Durante un periodo para que te puedas acostumbrar y te vaya mejor, yo y otros profesionales te guiaremos, aconsejaremos y ayudaremos.— Le digo.

— Lo agradecería.— Contesta dándome una pequeña sonrisa de agradecimiento.

Carraspeo volviéndome un poco más serio. Tomo una de sus manos que posa sobre mi escritorio, llamando su atención y la aprieto.

— Egan, no te noto muy receptivo como normalmente sueles estar, ¿Te encuentras bien? Si necesitas descansar...— Trato de decir, pero me interrumpe de inmediato.

— No, no, no, no, para nada.— Niega de inmediato.— Estoy bien, solo no he dormido muy bien.— Se excusa.— Lo lamento.

Llevo el dorso de su mano a mis labios y deposito un pequeño beso, que parece hacerle saltar en su asiento por la sorpresa, pero aún así no dice nada ante eso y disimuladamente aparta la mirada, razón por la cual trato de ocultar mi sonrisa.

— No lo lamentes. Cualquiera puede pasar una mala noche.— Comento, quitándole importancia.— ¿Hay algo en lo que pueda ayudarte?

— Lamentablemente, no.— Musita soltando delicadamente mis manos.

Algo me decía que si estado de ánimo no dependía realmente de una noche en la que no pudo dormir. Lo primero que se me pasa en mente es que puede ser, ese hombre con el que hablaba el día anterior, tenía que ver. Saber que era algo así lo que le hacía estar con estos ánimos era muy tierno por su parte.

MI SALVAJE ADICCIÓN (En pausa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora