—¿Cuánto escuchaste?—Limpio mis lágrimas, llevábamos varios minutos sentados en una banca de un pequeño parque cerca del hospital.
—Nada, solo llegué cuando Roy se marchaba—Suspiro aliviada, sería un poco difícil explicarle el por qué mi "primo" sentía algo así—Lo resolverán—Lo miro sin entender—Son familia y ambos se quieren así que lo resolverán.
—No estoy tan segura—Chillo—Fue mi culpa, yo lo deje ir—Cubro mi rostro con mis manos.
Oliver está a punto de hablar pero mi celular vibra, le dedicó una mirada y respondo.
—¿Si?—Mi voz tiembla.
—¡Camille!—Cierro mis ojos al escuchar el grito de Asher retumbar en mi tímpano—Encontré el libro—Habla feliz y yo me pongo de pie—Se donde está.
—¿Dónde?—Suelto aliviada.
—Moira lo tiene en Queen Consolidate en la oficina de Oliver hay un apartado secreto—Quito mi cabello de la cara y sonrío aún con lágrimas en mis ojos, quería irme ahora ya no quería estar aquí.
—¿Cómo sabes eso?—Pregunto un poco confundida.
—Mientras tu jugabas a enamorar a Oliver—Dice con asco—Yo buscaba la manera de salvarnos—Sonrió ampliamente al escuchar su voz con felicidad—Solo hay un pequeño problema—Me sonrisa se borra.
—¿Qué?—Sueno exaltada ya que Oliver se pone de pie y se acerca a mi, con mi mano le indico que todo está bien.
—Esta en la oficina de Oliver, te enviaré un mensaje con las posibles claves—Bufo al escuchar eso—El confía más en ti que en mi, si me ve en su oficina sabrá que le queremos robar el libro.
—Espero la lista—Digo no muy segura—Lo haré así que no tardes.
—Esa es mi chica—Gruño tenaz.
(...)
Entro con cuidado a la oficina de Oliver, el estaba en el búnker con Felicity y John, me había excusado de una manera obvia diciendo que tenía que ver a Roy por nuestra pequeña discusión. Me acerco al escritorio y abro el cajón que Asher me menciono era el tercero, hago lo que ordeno y como dijo ahí estaba una caja de metal mediana, la saco y con la lista que me mandó Asher comienzo a marcar los dígitos uno tras uno. Bufo molesta cuando escribo el último dígito, la caja no se abre y ahogo mis gritos de frustración. Aviento la caja lejos de mi cuando miro entrar a un hombre a la oficina, llevaba una gorra y una caja en sus manos.
—¿Esta la Señorita Rochev?—Preguntan mirando una hoja.
—Si aquí es y por cierto ya tiene cuarenta ya es una anciana—Miento.
—Esto es para ella—Deja una caja de chocolates en el escritorio—¿Puede entregarlos?—Pide amable.
—Por supuesto, soy la asistente de... Trabajo aquí así que si puedo—Me entrega una hoja para firmar de que realmente los entrego y se marcha con una sonrisa pero vuelve a mi.
—Puedo tener su número.
—¡Largo!.
(...)
—Laurel ¿Qué haces aquí?—Pregunto cuando entro al bar y la miro ebria.
—Me divierto un poco Camille—Oliver me mira cansado, debía ser difícil ver a su ex que aún quería ebria y destruida.