—Se que está misión fue un fracaso pero ¿No es lindo tener al equipo original?—Pregunto al notar sus cara largas.
—Que asqueroso—Se queja Felicity cuando John le da un diente.
—Se lo quité a un fantasma—Informa.
—Es donde guardan el cianuro—Agrega Oliver.
Me alejo un poco cuando mi teléfono comienza a vibrar repetitivamente en mi pantalón, mi ceño se frunce, usualmente no recibía muchos mensajes que no fueran de Oliver o de alguien del equipo.
Lo saco de mi pantalón y leo la pantalla detenidamente.
"Hoy puede verte y estar cerca de ti, mi alma se llenó de alegra y placer, más cuando pude oler el perfume que siempre llevas"
Mi boca se seca y miro por todo el búnker que era inútil ya que nadie sabía de este lugar.
"Tranquila cariño, no puedo verte pero puedo asegurar que me buscas sin saber quién soy, Alex y Oliver son afortunados"
Una vez siento como mi alma deja mi cuerpo y mis piernas tiemblan, ahogo un pequeño grito peor los demás no lo notan al estar tan enfocados en los fantasmas.
"Ohh, ¿No te lo dije? Se todo sobre ti y sobre tus mentiras, Oliver ¿Sabe que no perteneces aquí? Tal vez debería decirle para que te deje y así tenga una oportunidad contigo cariño, de hecho te hago una invitación, te veo mañana en Big Belly Burger, se que amas ese lugar"
Dejó mi celular en la mesa y me quedo quita.
—¿Sucede algo Camille?—Pregunta John.
—No... N-no yo solo... Tengo que tomar aire.
Salgo del búnker y rápidamente busco a alguien, a cualquiera que me dé un indicio, mis manos sudan y giro para ver todo el panorama, comienzo a marearme. Mi mirada se fija en un hombre que me mira y después una sonrisa se asoma en su rostro para bajar su mirada a su teléfono. Estoy dispuesta a hacerlo pero una mano toma mi muñeca, giro y miro a Aidan.
—¿Estás bien?—Cuestiona—Te ves pálida.
—Si... Y-yo... ¿Qué haces aquí?—Pregunto.
—Trabajo aquí al igual que tú tontita—Se burla, su cabello es negro, sus rasgos son asiáticos, su mandíbula esta muy marcada y en sus ojos hay burla y diversión, completamente diferente a el, pero aún así me hacía sentir cerca de él y era algo que no iba a dejar ir.
—Camille—La voz de Oliver me pone al alerta, de alguna manera su voz me hacía volver al mundo real, si así lo podía llamar, era mi ancla.
—Oliver—Llamo—¿Recuerdas a Aidan?—Pregunto.
—Como olvidarlo—Bufa.
—Veo que aún tienes malos gustos Camille—Dice retante.
Oliver no deja de verlo y su mandíbula se tensa al grado de que me preocupa que sus dientes se rompan.
—Aun así, ella está conmigo—Ataca Oliver.
—En cualquier momento podría quitartela.
—¡Por dios!—Exclamo—¡Odio sus malditos egos masculinos!—Subo mi tono de voz—¡No necesito a ninguno pero al parecer ustedes a mí sí!—Ataco—¿Quién es la que tiene más control sobre quién, entonces? No soy de su puta propiedad—Gruño—Malditos hombres estúpidos, no los necesito ni hoy ni nunca—Maldigo mientras me alejo.
