—Volví—Chillo emocionada—¿No te da gusto?—Pregunto al ver su cara confusa.
—¿Camille?—Duda unos segundos—¡Camille!—Sonrie y se acerca a mi para abrazarme.
—¿Es real?—Cuestiono—¿De verdad estoy aquí?—Siento mis ojos arder.
—Yo debería preguntar eso—Se aleja de mi y me mira con una enorme sonrisa—Creí que no volverías, no sabía de ti.
—Lo siento Quentin—Admito—Debí venir antes—El pone su mano en mi hombro.
—Eso ya no importa, ahora estás aquí—Trata de contener mis lágrimas—Tus cosas siguen en su lugar, no he cambiado nada—El se hace a un lado y me deja pasar. Todo seguía igual, el sofá de color blanco, la mesa en el mismo lugar, lo único que había cambiado era una vieja silla que ya no estaba en la esquina, Quentin me hace una seña con la cabeza para que lo siga al cuarto, el abre la puerta y tal y como lo digo todo estaba en su lugar—Puedes quedarte los días que quieras—Dice con felicidad.
—Gracias Quentin—Giro lo miro.
—¿Quieres comer?—Sugiere—Puedo pedir algo y puedo llamar a Laurel para que se pongan al día.
—Lo aprecio Quentin pero me gustaría hacer algo primero.
—¿Qué harás?—Pregunta y hago una mueca—Lo siento comienzo a comportarme como un padre protector—Mueve sus manos.
—Ire a ver a un viejo amigo.
(...)
Por lo que me había contado Quentin el estaba en su peor momento, solo lo veía ciertas veces y cuando lo hacía parecía estar fuera de control, me sentí un poco triste cuando Quentin digo que el me necesitaba.
Entro a la casa como si fuese mía, me siento en el sillón esperando a que volviera. Botes de cervezas, cajas de comida y ropa por todas partes me hace ponerme de pie y empezar a limpiar.
—¿Camille?—Giro cuando llama a mi nombre, dejo la basura en el bote. Sus ojos se llenan de lágrimas—¿De verdad estás aquí?—Su voz tiembla y trata de no llorar.
—Aquí estoy Roy—Hablo de la misma manera.
—No, tu moriste—Retrocede cuando me acerco—Tu me dejaste—Veo lágrimas bajar de sus mejilla, me acerco a el y sin evitarlo lo abrazo.
—Lo siento—Susurro a su oido.
Ambos lloramos solo que yo lo hacía en silencio.
—¿Por qué me dejaste?—Pregunta entre lágrimas.
—Siento haber tenido que irme pero fue lo mejor—No lo suelto—Te extrañe Roy—Chillo.
—Mila te necesite—Admite, aquellas palabras se encajan en mi pecho.
—Aquí estoy Roy.
(...)
—Las cosas ya no son las mismas—Cuenta Roy ya más tranquilo—Felicity trata de que todo vuelva a la normalidad, John intenta seguir y Oliver...—Se queda callado.
—¿Oliver?—Espero a que hable.
—Esta fuera de si—Hago una mueca—Siempre está atrapando criminales, es como si Oliver Queen hubiese dejado de existir pero ahora estás aquí así que el podrá volver a ser el mismo—Evito su mirada—Iras a verlo ¿Verdad?—Hace que lo mire.
—No creo que sea buena idea—Admito.
—¿Qué?—Bufa enojado—¿A qué le temes?—Se deja caer en el sofá.
—¿Cómo?...
—Soy tu amigo, te conozco mejor que nadie.
—Y si Oliver al verme me odia por hacerlo creer que morí—Mi voz tiembla ante la idea—O tal vez el ya ha seguido adelante con Felicity, creo que eso es lo que más me aterra—Limpio la lágrima que sale de mi ojo.
—Oliver solo puede pensar en ti y no sería la primera vez que te odia—Primero lo miro mal pero después ambos reímos.
—Lo pensara—Me pongo de pie.
—¿Ya te marchas?—Pregunta preocupado.
—Tengo que ir a dormir—Aviso.
—Puedes quedarte aquí—Sugiere.
—Me quedaré con Quentin mis cosas están ahí.
—Ya no te marcharas ¿Cierto?—Dice temeroso.
Le regaló un sonrisa para después dejar un beso en su mejilla.
—Cuando despiertes ya estaré aquí.
(...)
Sonrío cuando el aire choca en mi rostro, empiezo a reír sin ninguna razón la verdad estaba más feliz que nunca.
Quedó helada cuando una ráfaga de viento pasa al frente de mi, un auto sin control se estampa contra un poste y un hombre vestido de verde con un arco de las manos saca del auto a un hombre al cual golpea para que se deje de mover, era el.
Miro a Quentin retener al hombre para subirlo a una patrulla, el está a punto de irse pero se gira al sentir mi intensa mirada. Bajo su arco y lo deja caer incluso se quita la capucha para ver mejor.
Sus brazos se veían más fuertes, su cabello estaba un poco más largo aún tenía barba. Sus ojos se llenan de sorpresa.Nos vemos durante varios segundos hasta que decido caminar a paso rápido a el, me detengo cuando estamos lo suficientemente cerca, el no lo duda y me atrae a el para sujetarme con fuerza, lo escucho suspirar a mi oido y soltar uno que otro sollozo.
—¿Cómo es que estás aquí?—Pregunta sin soltarme.
—No eres el único que puede volver de la muerta Oliver Queen—Me alejo de el para verlo, el pasa sus manos por mi rostro y acerca el suyo al mío.
Cierro mis ojos cuando sus labios hacen contacto con los míos, todo se detiene, es un beso desesperado pero lento tratando de recuperar el tiempo que perdimos pero intentando memorizar cada movimiento.
Nos separamos cuando mis pulmones piden aire.—Ahora que volviste no te dejaré ir.
Ahhhh! Me iré lentamente después de este capítulo.