—¿Qué opinas?—pregunta Thea mostrando su nueva chaqueta.
—Te miras muy formal—digo sin mirarla.
—¡Ey!—exclama—Ojos aquí—alzo la mirada, ella se señala.
—Lo siento—admito.
—¿En quien piensas?—pide saber.
—En nadie—respondo insegura a medida que se acerca a mi.
—¿Es algún chico o... Chica?—miro hacia los lados.
—Chica, Thea no dejo de pensar en ti—bromeo y ella sonríe coqueta.
—No eres mi tipo—mi boca se abre con enfado.
—Ni tu el mío, prefiero a tu hermano.
—¿Qué?—cuestiona.
—Que ahí va tu hermano—lo señalo.
—Si, el trabaja aquí—dice obvia.
—Ire por las bebidas—informo dispuesta a seguirlo.
Era difícil seguir sus pasos, el siempre iba más rápido que yo y tratar de seguirlo era cansado.
Choco con alguien, gruño molesta y el igual.
Un chico moreno con una cicatriz en el ojo derecho me mira con enfado.
—Fijate por dónde vas—dice molesto.
—Tu deberías hacerlo—ataco.
Oliver gira para ver qué sucede.
—Casí golpeas al alcalde—exagera.
—¡Por dios!—exclamo—Estoy a tres metros de el—señalo y el niega.
—Rene—lo llama—No es nada, Rosé—me mira—Es mi nuevo guardaespalda, disculpalo se toma el trabajo muy enserio—sonríe a medias.
—¡Yei!—fingo emoción—Nuevo personaje desbloqueado.
—Eres rara—lo miro mal.
—Señor Queen—lo llamó.
—¿Si?
—Se que está muy ocupado pero, ¿Podemos hablar?—pido.
El asiento y me guía hasta su oficina, una vez dentro me quedo en blanco.
—¿Qué sucede?—pregunta sentándose.
Busco alguna excusa, el espera peciente.
—Y-yo...
—Tú...
—Debería cortarse el cabello—digo torpemente.
—¿Qué?—cuestiona incrédulo.
—Si, yo creo que...
Me quedo a medias cuando varios gritos y vidrios rompiéndose se hacen presentes.
Olivier se pone de pie y se acerca a mi para cubrirme, me suejta fuertemente provocando que caiga al piso.
—Debajo del escritorio—ordena—Quedate ahí—asineto no muy segura.
Olivier sale de la oficina, me quedo ahí asta que los gritos paran y los disparos cesan.
Me pongo de pie con miedo y comenzó a caminar sobre los vidrios rotos.
Miro a varias personas en el piso, escondidas y otras heridas.
—¡Rosé!—escucho a detrás de mi.
—¡Lance!—corro hacia el y este me abraza.
—¿Estás bien?—pregunta preocupado.
—Si, yo...