Nadie nace sabiendo amar. Ella tuvo que aprender de grande. Y en medio del apocalipsis. Ellos despertaron su corazón, pero el... lo hizo sentir.
Y todo lo que hizo, fue por amor, desde el inicio hasta el fin.
Empezada 9/03/2022
Someto a votación el rostro de la próxima protagonista de mi siguiente historia.
Emeraude Toubia.
Eiza González.
Jessica Chastain.
Disfruten el show.
No hay nada que Daryl no haría por Skadi. Absolutamente nada.
Skadi estaba parada en medio de un lugar que ya conocía, pero que, de alguna forma, se veía distinto. Era el bosque cerca del puente que Rick había hecho explotar hace años atrás. Todo allí estaba distinto. El bosque, parecía haberse prendido fuego, todo estaba muerto alrededor, no había ni siquiera hiedra creciendo. Los arboles, las plantas, todo, estaba sin vida.
Skadi sintió un profundo dolor en el estomago y abrió los ojos. Estaba soñando.
Seguían en esa mugrosa cueva. Llevaban horas allí, habían saltado sobre rocas y escalado para meterse en un espacio de la cueva alejado de los caminantes, pero había poca agua, poca comida y dentro de poco, también faltaría el oxígeno.
—Ey —Daryl la acarició— ¿Estas bien? —Volvió a preguntarle— ¿En que piensas?
Ella estaba pensando en que tal vez, nunca lograrían salir de allí, era extraño que Skadi pensase en rendirse. Pero últimamente todo se trataba de eso. De rendirse. De esperar que en algún momento, de un modo u otro... su vida terminase. El dolor era abrumador. No lo soportaba.
—En nada, solo estoy cansada —Contestó la mujer. Luego se puso de pie— Necesito despejar mi cabeza —Comentó, luego llevó su mano al pecho de Daryl y sacó del bolsillo en la camisa de este, los fosforos para alumbrar.
—¿Quieres que te acompañe?
—No, no. Quédate aquí —Le dijo la rubia, y se alejó no sin antes besar delicadamente la mejilla del hombre.
A veces, en algunas ocasiones, Skadi quería hacerse pequeña y meterse en el bolsillo de la camisa de Daryl, permitirle que la lleve a todos lados y la cuide como nunca nadie la cuidó. Preferiría mil veces ver el mundo asomada en el bolsillo delantero de la camisa de Daryl. A veces quería abrazarlo hasta fusionarse con el y nunca separarse.
A veces, solo a veces, quería gritarle a la cara lo mucho que lo amaba y que era el amor de su vida.
A veces, solo a veces, lo odiaba por amarlo tanto.
A veces, solo a veces, quería que el hombre se mandase mil macanas, todas juntas, que la golpease, que la dejase, que le fuese infiel. Lo que sea, cualquier cosa que le prometiese dejar de amarlo tanto como lo hacía. Skadi nunca amó tanto a alguien, a un hombre, como ama a Daryl. Y eso, le genera enojo, ira, repulsión. Lo que sea.
En eso estaba pensando, mientras utilizaba los fosforos para buscar alguna corriente de aire entre los huecos y pasadizos de la cueva. Una corriente de aire, era igual a una salida. Estaba tan concentrada en sus pensamientos que no escuchó los pasos de alguien hasta que fue demasiado cerca.
El susurrador la atacó, golpeándola contra la pared.
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