Capítulo 18: La cojera del capitán Veryard

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Las dos corrieron hacía la salida de la masía.
Todos estaban ocupados en sus quehaceres, por lo que las chicas aprovecharon el despiste, para escaparse hacia la fortaleza de la familia Reyes, donde ya había empezado la reunión.

— Ya era hora de que llegaráis. Se me estaba acabando las ideas para permanecer aquí con el sirviente de los reyes desmayado en el suelo.

Julián abrió la puerta de entrada a las cocinas por la que la vez anterior tanto Nerea como María habían pasado. La única diferencia era que el sirviente de rostro enjuto estaba en el suelo y que su amigo le acompañaba con una sonrisa siniestra en el rostro.

— Las damas tienen que verse hermosas antes de su entrada triunfal. Por lo que a un caballero no le debe pesar esperar —le respondió María con retintín.

— No hay horario cuando se trata de ti, María. Ya lo sabes.

— Gracias, Julián.

— Un placer. Y ahora vayámonos. Hace bastante que me he largado de la reunión y puede que mi padre se esté preguntando dónde demonios estoy metido. Por cierto, estáis preciosas las dos.

— Deja de coquetear y guíanos Julián —le sermoneó María

— Ya voy, ya voy… ¡Vaya humos llevamos hoy! Espero que Nerea esté más asertiva —se quejó Julián.

Nerea lo miró con preocupación. Se lamentó de seguirle el juego a María. ¿Ahora que iban a hacer cuando Rafael la descubriera allí? Puede que María tuviera la intención de desafiarle, pero ella… ella sólo quería que no la metieran en más líos.

— Siento desilusionarte Julián , pero ahora mismo estoy de todo menos receptiva. Se nos va a caer el pelo a todos.

— Míralo por el lado positivo —comentó con burla—. Siempre nos quedarán las pelucas.

Nerea rodó los ojos. Nada de lo que dijera iba a hacer que las cosas volvieran a su cauce.
Ya en la biblioteca de los reyes, Julián les alcanzó las capas que había sustraído antes al sirviente y ambas chicas se cubrieron con ellas, dejando su rostro al descubierto.
María se acercó a la armadura y activó el mecanismo por el que se abría la entrada al pasadizo. Bajaron con lentitud, intentando no hacer ruido. Tan sólo se escuchaban sus respiraciones.

— Si esto sale bien. Me debes una cita —susurró Julián.

— Sí esto sale bien, Julián, perdonaré que tu hermana es una insufrible. Y lo de las citas tengo que pensármelo —le informó María. Julián chasqueó la lengua y los tres se colocaron las capuchas porque casi llegaban a la sala de reuniones bajo la fortaleza.

La sala estaba al completo. Todas las familias y sus representantes se habían presentado.

María se dio cuenta por los estandartes con los escudos. Los trece estaban representados.
En el altar se encontraba el padre Emanuel, junto a él un hombre cubierto con una capa cómo la de ella, pero con una voz que no podría confundir ni aunque lo pretendieran. El capitán Veryard si que estaba allí.
Su corazón casi se le salió del pecho.
Se coló entre los encapuchados y oyó cómo solicitaban a voluntarios para una misión.
El capitán bajó las escaleras —que lo separaban del resto— con bastante entereza porque parecía que cojeaba.

¿Cómo que estaba cojeando?

Su corazón se encogió suponiendo lo peor.

¿Podría ser que el odioso caballero del baile fuera el capitán? «Oh, por favor. Que no haya sido él».
María no sabía dónde meterse en ese momento. Quizás, no la reconocería. Además, todos llevaban máscara. A quién quería engañar. Ella era la hija del líder de los Lumine. Todos la conocían.

— Y bien, ¿alguien se ofrece voluntario para esta misión? —El capitán Veryard observó a todos los presentes. Ninguno de esos inútiles le llamaba la atención.
Por el rabillo del ojo; unos tirabuzones de pelo caoba captaron su atención. Y sus ojos conectaron con unos azul cobalto.

La había mirado. El capitán Veryard la miraba  por fin y María se había petrificado. «¿Qué demonios haces, María? No te quedes ahí cómo un pasmarote. !Haz algo!». Y María lo hizo. Sin meditarlo mucho alzó la voz y dijo:

— Yo, María Vidal, me ofrezco como voluntaria para esta misión. A sus servicios.

El capitán Veryard sonrió.

Origin; Libro 1: Initium(En Proceso De Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora