Origin; Libro 1: Initium(En Proceso De Edición)

Capítulo 45: Un amargo recuerdo

Nerea abrió los ojos al escucharlo y sintió un gran temor. Dios mio, pobre María, su amiga podría haber resultado herida o peor, podría haber muerto de no ser por la salvación del capitán. Aunque un sentimiento de enfado se apoderó de ella, ya que ésta no se lo había contado. Se acababa de enterar justo ahora por su prometido.

— Efectivamente —dijo Rafael muy alterado—. Se han atrevido a intentar hacerle daño a mi propia hija, lo pagarán.

— Sosegaos —dijo Emmanuel.

— ¿Pero ella se encuentra bien? —preguntó Nerea.

— Perfectamente —sonrió el capitán.

Aquello alivió un poco a Nerea.

— Bueno, hermanos pensaré en un plan para actuar y nos volveremos a reunir en breve —dijo el padre concluyendo la reunión— que la luz nos guíe.

— Que la luz nos guíe —repitieron todos.

Al rato después de regresar, Rafael informó a María y a Julieta de cómo había ido la reunión. María se fue de la sala dejando a sus padres solos, pero Nerea la siguió:

— ¿Por qué no me habías dicho nada?.

— ¿Decirte el qué?

— Pues que los brujos te habían intentado secuestrar.

— Oh, bueno, pensaba que no te interesaría saber nada sobre... ¿Cómo dijiste aquel día? Ah sí, asesinos sin corazón y sin sentimientos.

— María, cuando me enteré de lo que había pasado me asusté muchísimo, pensé que te había pasado algo, a pesar de todo lo ocurrido aquel día, me preocupo por ti y te sigo queriendo —terminó de decir— aunque esté algo enfadada contigo por no habérmelo contado.

— Mira, Nerea, ahora estoy algo cansada, mejor hablamos después.

Dicho esto María cerró la puerta de su alcoba y Nerea, por su parte, decidió dar un paseo nocturno para despejarse e intentar asimilarlo todo. Nada más salir por la puerta un recuerdo apareció en su cabeza.

Hace 12 años

— Nerea —se arrodilló ante ella el padre— lamento ser yo el portador de tan mala noticia.

— ¿Qué ha pasado?

— Tus padres —Emmanuel soltó un pequeño suspiro— han muerto.

— No, no es verdad.

Nerea no se lo podía creer.

— Esta mal mentir padre, es imposible.

— Niña, no te miento.

— ¡No!, ¡No! —el padre la abrazó— ¡Padre, madre! No os podeis morir, ni dejarme aquí sola.

Días después se produjo el funeral de sus padres. Ella no podía creerse que estaba sola en el mundo, que las personas mas importantes de su vida ya no estarían con ella. Sentía un vacío terrible en el pecho y no quería desearselo ni a su peor enemigo. María la abrazaba muy fuerte e intentaba animarla.

— Nerea, ellos siguen vivos en tu recuerdo, además desde ahí arriba te estarán viendo y escuchando.

— Ya, lo sé. Gracias.

Poco después el capitán se dirigió hacia los presentes.

— Deberíamos pensar con quién se quedará la señorita, alguien debe cuidarla y hacerse cargo de ella a partir de ahora.

— Nerea puede quedarse en mi casa, mi señor —dijo Rafael— será una buena compañía para mi hija, además de que tengo entendido que mi hija y ella son muy amigas y seguro que a María le gustará tener a su amiga todo el día con ella. Además le prometí a Adam que si algo les pasaba que cuidaría y protegería a Nerea con mi vida y pienso cumplir esa promesa.

El capitán miró a Nerea.

— ¿Qué dices, pequeña?, ¿Quieres irte a vivir con los Vidal?

— Si, quiero —dijo Nerea con la tristeza en su mirada.

Por lo menos no iba a estar sola durante lo que le quedaría de vida. Y que mejor que en compañía de María y sus padres. María se alegró mucho de la noticia y Julieta ordenó que ambas durmieran puerta con puerta.

— María, quiero regalarte algo —Nerea sacó de su bolsa dos pulseras—. Esta es para ti, las hice hace varios días mientras estaba bordando.

— Es preciosa Nerea, muchas gracias —María la abrazó—. Oye ¿Y si esta noche dormimos juntas? Mi cama es grande, cabríamos las dos.

— Me encantaría —sonrió Nerea.

María sacó de una cajita un poco de queso.

— Ten —le tendió un trozo— la cocinera me dio un poco.

— Gracias.

Nerea por fín sonrió después de tanta tragedía. Su amiga fue su principal apoyo y consuelo en esa amarga noche.