Capítulo 80: Litha

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Un rato después salieron y cuando iban a ponerse sus ropajes, Puri las detuvo.

— No, nos ponemos otros ropajes en la festividad.

Puri les tendió unos vestidos blancos con encajes de oro.

— Son bonitos.

— Ni aunque me den 100.000 monedas me pienso poner eso.

— María, por favor, no sigas.

Un rato después, Nerea se fue un rato a caminar cuando entró en las cuadras y divisó a los Unibrax pertenecientes a Josep y Gabriel. Acarició a Spiorad.

— Algún día te enseñaré a montar.

La dulce voz de Gab la sacó  de sus pensamientos.

— Puri me ha contado lo de Litha, ¿Qué hacéis durante esa festividad?.

— Las mujeres fabrican coronas y guirnaldas con girasoles y flores amarillas. Tenemos la tradición de que las parejas que están prometidas salten por encima de las brasas tres veces para tener un matrimonio largo y feliz, buena posición económica y muchos hijos. Además de que bailamos y nos sentamos frente a la hoguera. Solemos celebrarla durante tres días.

— Entiendo, está muy bien.

— Dejame decirte que estás preciosa con ese vestido.

—Gracias, tú también, por lo que veo utilizáis la misma ropa que las doncellas.

 Más tarde, Nerea se encaminó rumbo a las cocinas para preparar su plato preferido y que tanto echaba de menos. Una vez llegó, puso los ingredientes en la mesa. De repente entró Luca.

— ¿Qué estás haciendo aquí?.

— Voy a preparar hojaldres con miel, ¿Quieres ayudarme?.

— Claro.

— Genial, pon en este cuenco harina y en este azúcar. 

Luca hizo lo que pidió y se los entregó. 

— Mezclalos, yo voy a por miel.

Al rato terminan. Cuando Luca iba a coger uno, Nerea apartó suavemente su mano.

— No, son para la festividad.

Al rato llegó Galvan.

— Oh, aquí está la mujer que enciende mi bláths.

— ¿Perdona?.

—Es un hechizo para crear un aire caliente, para dar calor. Pero también significa corazón.

— Ah, ya veo.

En los siguientes minutos, Nerea se ofreció a preparar el almuerzo. Una vez terminó, lo llevó al comedor, mientras ponían la mesa.

— Quien pudiera ser comida para besar tu boca, señorita Nerea.

Gabriel sintió un poco de celos y dio un golpe en la mesa.

— Tengamos una comida tranquila.

— Siento decirte esto, pero no quiero enamorarme de nadie por ahora.

— Auch —Dijo Elián.

— Callate.

Un rato después, Nerea fue a llevarle a María su ración de comida.

— Come algo María, estás en los huesos. Llevas días sin apenas probar bocado y no está bien, es peligroso para tu salud.

— Luego me lo como.

— Mery..

— Nerea, he dicho que luego me lo como, tranquila, no te preocupes más por mi. No insistas. Quiero irme a casa, con mi familia.

— Esta es nuestra casa.

— No, no lo es, no quiero vivir con esos monstruos.

— Ellos no lo son, los Lumine si.

María sintió furia en su interior.

— Vete, déjame sola.

Nerea no se movió.

— Vete, por favor.

Nerea salió y no pudo evitar soltar una lagrimilla de impotencia. Se preguntaba que tenía que hacer para que su amiga recapacitara, pero no se iba a rendir. Tenía que ser paciente y conseguirlo costara lo que costara.

Durante el resto de la tarde, Nerea ayudó a Puri con las coronas y le pusieron una en la cabeza. Con esfuerzo poco a poco se ganaba el respeto de los habitantes. 

Era de noche cuando Nerea se dirigió a la hoguera. Escuchó como Elian, Mael y Nahuel tocaban el laúd y otros instrumentos y los demás bailaban. Le costó pero consiguió llevar a María. Lo que vieron sus ojos era majestuosos. Gabriel se situó delante de Nerea mientras que Josep se sentó frente a la hoguera.

—Nerea, ¿Quieres bailar conmigo?.

—Claro.

Ambos se dirigieron al centro y sus cuerpos se movían al ritmo de la música mientras se miraban a los ojos. Eran dos cuerpos unidos en una danza, hechos para ese momento y lugar. Con Gabriel, Nerea notaba una sensación cálida y de estar en familia, muy hogareña.

—No lo haces tan mal, damisela.

—Jaja, he bailado desde pequeña, mi padre me enseñó muy bien.

—Pues alabado sea.

Ambos rieron. Al rato pararon a descansar y a comer un poco.

—¿Estás disfrutando?.

—Mucho, Gracias Gabriel, por todo. 

Se quedaron mirándose durante un corto periodo de tiempo hasta que María se acercó a donde estaban.

—Nerea, si no te importa, me retiraré, no me encuentro muy bien.

—¿Qué te ocurre?.

—Me duele la cabeza.

—De acuerdo, buenas noches.

—Buenas noches.

Mientras los demás estaban danzando, Nerea aprovechó para ir a ver cómo se encontraba María y, de paso, llevarle comida. Una vez entró, vió la cama vacía y no había ni rastro de su querida camarada.

—María, María, ¿Dónde estás?.

Nerea recorrió Vallgorguina por si la veía por algún sitio. Miró en todos los rincones y no la encontraba, una sensación de miedo y preocupación invadió su interior. 

—Ay, dios mío, ¿Dónde se ha metido?.

—Nerea.

Nerea se giró y vió a Luca.

—Oh, hola, Luca, ¿Has visto a María?.

—No, ¿Por qué?.

—No, por nada, tranquilo, volvamos a la festividad.

Cuando regresó, se acercó a Gabriel.

—Gabriel, ayúdame, no encuentro a María. Me dijo que se encontraba mal y que se iba a descansar un rato y fui a llevarle algo para que comiera y no estaba en la caban.

—Tranquila, la encontraremos.


Origin; Libro 1: Initium(En Proceso De Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora