Capítulo 59: Volveré pronto

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Nada más llegar a casa, María se dispuso a preparar todo lo que necesitaría llevar para aquel viaje. Lo primero fue avisar a los hombres de su padre, por lo que le encomendó la tarea a Jonás. Muchos de ellos estaban fuera de la Masía, así que también escribió una misiva en la que requería la ayuda de todos los hombres de Luna Nova que fueran fieles a su padre y a su familia. Preparó su yegua, que estaba deseosa de trotar y la cepilló con esmero. Se encargó de que comiera y bebiera y partió hacia sus aposentos para cambiarse.

Se quitó su vestido y se vistió con unas calzas negras y con un jergón que llevaba bordado el escudo de la familia Vidal; un ángel con dos dagas. María se deleitó con aquella imagen. De su familia era la única que portaba las mismas dagas que el ángel que los representaba. Se cubrió los codos con unos codales y las rodillas con rodilleras. Por último, ató su pelo con una tira de cuero y rezó a Dios por buena ventura y para que estuviera de su lado, que no les abandonara en su misión y que les diera la victoria.

Cuando casi era la hora de marcharse, se acercó a los aposentos de Nerea. Necesitaba saber cómo se encontraba antes de partir. Golpeó la puerta un par de veces y esperó a que su amiga le diera paso. Nerea contestó con un "pase" que le pareció un tanto nervioso y eso la preocupó. De inmediato, abrió la puerta y llegó a percatarse de cómo metía algo bajo su almohada.

-María, ¿vas a alguna parte?-preguntó Nerea intentando disimular su nerviosismo. María arqueó las cejas extrañada.

-Sí, voy a salir a una misión.

-¿Una misión? ¿Ahora?-inquirió alzando la voz cambiando su nerviosismo por preocupación-. ¿De verdad vas a ir estando convaleciente?

María se tocó su herida en el cuello. Herida que apenas notaba gracias a los cuidados médicos y la insistencia de Nerea.

-Ya no me molesta, Nerea. ¡Deja de preocuparte! Se necesita más que un simple rasguño para doblegarme.

-Eso es lo que me preocupa. Que no mides las consecuencias-la amonestó Nerea-. No me gusta que vayas sola. Si no estuviera postrada en esta cama, te acompañaría y eso me haría sentir más segura.

-Tú falta de confianza en mí, me hiere-respondió María en tono grave.

-No es eso, María. Dios sabe que no es por infravalorar tus habilidades, que son tan aptas como la de muchos hombres de los Lumine-Hizo amago de levantarse, pero su torcedura apenas le permitía moverse. María se sentó en la cama a su lado y tomó las manos de Nerea entre las suyas-. Temo por ti, amiga. En el último ataque, estuvieron aquí en nuestra casa y por poco tú... No soportaría perderte, María. La pérdida de mis padres ya fue lo suficientemente dolorosa-Las lágrimas anegaron los ojos de su amiga y María se conmovió por su amor. Apretó sus manos con fuerza-. No puedo perderte a ti también.

-Eso no pasará jamás, Nerea-Limpió las lágrimas de su amiga con sus dedos-. Voy a volver y lo voy a hacer porque tengo razones por las que hacerlo. Tú eres una de esas razones y ni aunque me corten las piernas podrían impedírmelo. Además, te tengo a mi lado acompañándome-Nerea la miró confusa hasta que María le mostró la pulsera en su muñeca.

-No te la quites-pidió Nerea emocionada.

-Nunca-prometió María.

María abrazó a Nerea y besó su mejilla.

-Estaré de vuelta pronto-María se levantó de la cama y se dirigió a la puerta. Cuando puso la mano en el pomo, volvió a mirar a Nerea recordando su actitud anterior-. Y me contarás lo que sea que escondes bajo la almohada.

Salió de la alcoba y se dirigió a la caballerizas. Ensilló a Perla y cabalgó hasta la salida de Luna Nova donde ya la esperaban para partir.

Origin; Libro 1: Initium(En Proceso De Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora