Origin; Libro 1: Initium(En Proceso De Edición)

Capítulo 51: Participemos en las justas

El día empezó con buenas noticias pues Gala había aceptado el mandato de buscar información sobre el capitán Veryard, su vista desde el cielo era impresionante y no sólo porque fuera una halcón. La había encontrado malherida en el suelo y aunque antes era una halcón que era leal a los cazadores, desde que Gabriel junto a Josep consiguieron curarla y le devolvieron su libertad, Gala decidió seguirles a ellos sin arrepentimiento.

Cuando Josep recibió en su cama la información de que la futura princesita mimada era la prometida del capitán, no se le ocurrió nada más que levantarse de un salto y gritar "¡¡Vamos a participar en las justas!!".

— ¿¡Cómo qué unas justas, Josep!? ¿Se te ha ido el juicio? —preguntó Gabriel sorprendido por lo que su hermano acababa de decir— además ¿tú sabes algo de justas?

— No, pero se de un druid al que no se le hará ningún problema —dice Josep con seguridad.

Gabriel suspiró puesto que a Josep al decir eso estaba hablando claramente de él, a Gabriel no le quedó de otra que tener que llamar a su querido amigo Spiorad saor, así que salió de la habitación de Josep y fue al exterior para llamarlo, mientras iba volando al pueblo Gabriel no dudó en empezar a maldecir a Josep por su repentina ocurrencia.

Cuando vio que se iba acercando a Luna Nova avisó a Spiorad para que fuese descendido hasta el suelo, cuando tocaron suelo Gabriel lo dirigió para ir hasta la biblioteca más grande que había en el pueblo, cuando llegaron a la puerta de ésta, Gabriel se bajó de Spiorad Saor y entró.

El dueño de la biblioteca era un señor muy mayor, viéndolo ahora podrías asegurar que tenía la edad de Gregorio que en paz descanse, el hombre empezó a quedarse ciego desde una edad temprana por lo que ahora lo único que era capaz de ver eran unas manchas blancas en tanta oscuridad, por lo que el señor le contó a Gabriel; las manchas tenían formas diferentes haciendo que él pudiese saber si la persona que tenía enfrente era una persona mayor o joven. Gabriel entró y como siempre hacía cuando entraba fue saludar al señor el cual al ver una sombra que ya distinguía no dudó en sonreír.

— Joven Gabriel, ¿eres tú muchacho? —preguntó el anciano mientras estira el brazo para que Gabriel le ayude a levantarse.

— Sí, soy yo, señor Aaron —dijo Gabriel, cuando ya estaba lo suficientemente cerca del señor, lo cogió del brazo y con suavidad lo ayudó a levantarse.

— Menos mal que has venido muchacho creía que me iba a quedar todo el día en la silla sentado jeje —dijo Aaron soltando una pequeña risa al final.

— Venga, no diga eso seguro que alguna otra persona habría entrado y encantado le habría ayudado —dijo Gabriel triste aunque sin demostrarlo para no preocupar a Aaron.

— Ay joven Gabriel, los únicos que sabéis apreciar la buena literatura sois una jovencita de nombre Nerea y usted, los demás suelen ser unos bárbaros cogiendo libros abriéndolos de golpe y pasando las hojas con tanta rapidez que hasta algunas acaban rasgadas por culpa de esos movimientos —dijo Aaron sonriendo al principio para después ponerse serio, pues prefería que esos dos jóvenes fueran a su biblioteca que desconocidos, ya que ambos jóvenes respetaban los libros tanto como él lo hacía.

Gabriel al escuchar el nombre de Nerea se puso a pensar "¿Puede ser la misma Nerea?", "¿La muchacha dueña del libro que encontró en la masía de los Vidal y amiga de María?". Gabriel decidió dejar de comerse el coco pues podría ser otra Nerea, después de todo ni él, ni Josep se habían esmerado en conocer los nombres de la gente del pueblo de Luna Nova después de todo, para los pueblerinos eran una calaña o como se referían con mayor frecuencia hijos del diablo.

— Cuéntame Gabriel, ¿qué nuevas ahí por el pueblo, pues escucho a la gente muy emocionada estos días? —preguntó Aaron con interés sobre lo que estaba pasando en el exterior de la biblioteca.