Capítulo 35: Un fantasma

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Josep aún con la masa aplastada en la cara, no podía creer lo que le acontecía.

— Le ha dado en toda la cara —comentó Elián a Mael—. Tiene buena puntería la vieja.

— ¿Podrías callarte? —le llamó la atención Mael observado a Josep con nerviosismo— ¿Quieres que nos mate?

Elián hizo un gesto de desdén con la mano ignorando a Mael como siempre y siguió con lo suyo.

— Recuérdame que no haga enfadar a la vieja. No quiero terminar como el Boss.

Josep, tomo aire. Una, dos y hasta tres. Pero no lograba recuperar la tranquilidad. Entre la vieja y los niños iban a acabar con él. Purificación continuó berreando y fue entonces cuando los que se encontraban afuera se dieron cuenta de que su Jefe tenía la cara hecha un esperpento. El primero en meter la pata fue Galván que tenía menos delicadeza que un asno.

— ¿Boss qué te ha pasado en la cara? ¿Has hecho enfadar a alguna chica? Ya le he dicho que tiene que tomarse en serio su soltería sino va a quedarse para vestir santos y después no va a haber quién lo aguante.

— No todo está relacionado con las mujeres —le reprendió Maddox—. ¿Puedes dejar de pensar con el miembro y utilizar esa cabeza que tienes llena de serrín?

— ¿Serrín, serrín? ¿Qué insulto es ese Maddie?

— Cómo me llames Maddie una sola vez más te juro que de hoy no pasas.

— Callad —intentó decir Josep pero la masa que tenía pegada en la cara y que se le escurría por el labio. Nadie le prestó atención y la anciana prosiguió con su llanto angustiado.

— ¿Por qué no habré muerto yo en tú lugar? ¡Ai, cómo me arrepiento de no haberte seguido cuando tuve la oportunidad!

— ¡Ai va! Qué la vieja se ha vuelto tarumba —se percató Galván.

— ¿Ahora te das cuenta? —se sorprendieron al unísono Maddox, Mael y Galván.

— Ha sido la anciana la que ha le ha tirado al Boss eso que le escurre por la cara —informó Mael, evitando encontrarse con la mirada de Josep. Le extrañaba que aún permaneciera en silencio y con esa pasta en la cara.

— ¡Qué gran verdad esa que de tal palo tal astilla! El viejo que en paz descanse también andaba regular de aquí —dijo mientras movía los dedos en círculo cerca de su cabeza—. Si la anciana va a estar así, espero que no se vuelva como él. Ese anciano me daba dolor de cabeza.

— ¿Cómo os atrevéis a hablar mal de mí, malandrines del tres al cuarto? —resonó una voz que todos conocían.

Josep que estaba cansado de intentar que lo escucharon se sorprendió al escuchar la voz del viejo. ¿Qué estaba pasando?

— ¿Habéis oído eso? —preguntó Galván.

— Todos los hemos oído, pocas luces —respondió Galván

— Callad de una vez —les ordenó Josep esta vez sin impedimentos porque había logrado quitarse gran parte de la masa de la cara.

— Los jóvenes de hoy en día no son capaces de valorar los sacrificios. ¿Qué esperaba que me veneraran como un héroe? ¡Míralos, con esas caras de bobos!

— Muéstrate ahora mismo. No nos gustan las bromas —dijo Maddox espada en mano.

—Guarda esa espaducha sino quieres que te la meta por el trasero lechuguino.

Puri que hasta entonces se había limitado a llorar sin parar, dejó de hacerlo y habló emocionada.

— ¿Gregorio, eres tú?

— Pues claro que soy yo mujer. ¿Creías que iba a ser tan fácil deshacerse de mí?

La mujer se levantó del suelo donde había permanecido sentada e ipso facto una silueta que antes fueron incapaz de notar, se hizo visible frente a todos. Gregorio estaba allí, en la casa de Josep y había vuelto cómo un fantasma. Apenas creía lo que sus ojos observaban. ¿Desde cuando su casa se había convertido en el lugar de una sesión de espiritismo? Aún no entendía por que no había perdido la cabeza.

— Ahora ya no decís nada, ¿no?. Vaya panda de guerreros estáis hechos.

— Gregorio, no sabes lo feliz que me hace volver a verte. No podía vivir con la culpa —dijo Puri secándose las lágrimas—. ¿Cómo es que has vuelto?

— ¡Pues como no voy a volver mujer con esos gritos! —exclamó—. Así cualquiera descansa tranquilo —Gregorio observó su alrededor y se dio cuenta de que habían estado horneando su dulce favorito—. ¿Eso que ven mis ojos es una coca?

— Sí, hermano. He estado cumpliendo tu última voluntad —respondió Puri con orgullo.

— Ya era hora de que me hicieras caso

Gregorio deseoso de probar su coca, se acercó hacia Josep e intentó pasar el dedo por la masa que aún le quedaba en la cara. Se llevó el dedo a la boca, pero no notó nada. La coca no le sabía a nada.

— Esto no sabe a nada Puri. A ver si va a ser que como está encima de este bárbaro se ha amorgado el dulce.

Galván rompió a reír.

— Tiene gracia el viejo.

— Fuera —mandó Josep con seriedad.

Ya había aguantado bastante.

— Boss que...

— He dicho que todos fuera de mi casa ahora mismo. Sino queréis que os eche a patadas ahora mismo. Poco me importa que seáis humanos o fantasmas.

— Boss —le llamó Elián—, a los fantasmas no se le pueden dar patadas. Ya sabes, son incorpóreos. Todo les traspasa.

Encima se mofaban de él. Terminó de perder del control

— He dicho que...¡FUERA!

Origin; Libro 1: Initium(En Proceso De Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora