Capítulo 44: Una reunión de última hora

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- ¿Y este libro de cuentos?, ¿Qué hace aquí? -se dijo así misma mientras lo tomaba entre sus delicadas y suaves manos. Tomó el libro morado entre ellas y pudo divisar varios símbolos que ella desconocía y de los que tarde o temprano tendría que averiguar de qué se trataban. A punto estuvo de terminar de observarlo cuando se percató de que había una cerradura.

- Qué extraño es esto -pensó.

De repente le vino algo a su mente.

- La llave -se dirigió a la mesa y, abriendo una pequeña caja de madera, encontró una llave dorada. Esa llave se la dejó su madre en herencia meses antes de morir.

Hace 12 años

- Nerea, ven un momento a mi alcoba, querida -Dijo su madre.

- ¿Qué sucede, Madre? -contestó la pequeña e inocente niña.

- Quiero darte esto -Estel sacó un pequeño paño de color crema y se lo tendió a su pequeña hija.

- Esto, querida, es una llave, es muy importante para la familia. Quiero que la guardes siempre. Es una vieja reliquia familiar.

- De acuerdo -Nerea asintió.

- Júrame que siempre cuidarás de ella.

- Lo juro madre.

En la época actual

¿Qué tendría de importante esa llave para que su madre le hiciera jurar que la tendría siempre con ella?. Nerea se decidió a descubrirlo probando a abrir el libro con esa cerradura. Pero, justo entonces, escuchó cómo alguien llamaba a su puerta.

- Nerea, soy Rafael.

Ella abrió la puerta.

- Dígame.

- Nerea, tienes que venir conmigo a la mansión Reyes, el capitán ha convocado una reunión de rutina. Lo que tiene que contarnos es una situación urgente que no debe esperar más.

- Vale -cogió su capa y su máscara y salió de la masía. Cómo jefa de la familia Camps, una de sus obligaciones era la de asistir a las reuniones de rutina. Reunión a la que sólo podían asistir las cabezas de las familias. Recordó que cuando fallecieron sus padres, el señor Veryard la nombró jefa de su familia debido a que era la única Camps que quedaba. Se podría decir que con ella hizo una excepción.

Al rato llegaron los demás jefes del resto de las familias, y entraron en la sala de reuniones. Ambos tomaron asiento y se dispusieron a escuchar al padre Emmanuel.

- Hola, hermanos, os he convocado aquí con el motivo de que esos malditos hijos del diablo nos han atacado y se han llevado muchas de nuestras provisiones y armas.

- Así es -siguió hablando Cecile Curtier, una señora de cabello algo rizado y de color negro ébano y la jefa de familia de la familia Curtier, ya que su esposo murió hace varios años y pasó a ocupar dicho cargo y, a su vez, madre de Françoise y Bridgitte, a la misma vez que sacó un pergamino- nos han robado desde armas hasta medicinas pasando por ganado.

- ¿De verdad? -pensó Nerea muy sorprendida- Me parece muy insólito, yo estaba caminando hacía los establos y no ví a nadie ni oí nada.

- Malditos bastardos -se levantó el señor Román Salazar un hombre de media melena color negra con barba y ojos negros y padre de Carlo, Julián e Iris- nos han perjudicado y mucho, sin gran parte de nuestras armas, nuestro ganado y nuestras medicinas ¿Cómo sobreviriremos? Vamos a tener que reponerlo todo.

- Tranquilos señores y señoras -dijo Emmanuel procurando calmar los ánimos- debemos contraatacar.

- En efecto -intervino el capitán.

Nerea no terminaba de asimilar la noticia del casamiento de María con él. Desde que tenía noción, no le gustaba ese hombre. Tenía algo que la aterraba. Nerea no estaba de acuerdo con ese compromiso. De algún modo sentía que no era el hombre adecuado para su amiga. Eso mismo quiso decirle el día en que se enteró de tal acontecimiento pero no sirvió de nada, María nunca iba a dar su brazo a torcer. Nerea nunca le diría algo por mal, sino por bien y eso en el fondo la entristecía.

- Además a mi prometida casi la secuestran esos brujos. Con suerte, yo y algunos guardias pudimos salvarla.

Origin; Libro 1: Initium(En Proceso De Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora