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Betty miró a su hermano con el peluche que le dio Jughead y se paralizó, sin saber qué decir.

—¿Por qué no me respondes, Betty? ¿Quien te dio eso? ¿Donde lo conseguiste?— Preguntó, ya algo desesperado.

Betty tomó aire y bajó la mirada. —Lo conseguí con una de esas máquinas en las que introduces una moneda y tomas un peluche con una garra en el centro comercial—

Charles asintió, aún mirándola con una ceja alzada. —Bueno, de acuerdo. Ahora vamos a cenar porque tengo que irme—

Betty asintió y fue tras su hermano hasta la sala para ambos cenar y compartir con su madre; aún tenía el corazón en el pecho. Se había librado por esta vez.

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—No sabes lo asustada que estuve. Pensé que se daría cuenta, que me regañaría y que se lo diría a mamá. O peor aún... buscarle problemas a Juggie— Le contó Betty a su mejor amiga mientras ambas conversaban sentadas sobre el césped, en el jardín de la universidad.

—Betty, ya tienes dieciocho. Se supone que ya no eres una niña y nadie debería controlar tu vida o decidir quien te gusta o no— Opinó Verónica.

—Lo se... pero Charles se enojó muy feo con Jughead y creo que no sabe que el ahora es mi jefe y que todos los días me regala cosas— Dijo Betty, algo preocupada. —Deberían arreglar las cosas entre ellos. Además, definitivamente no es correcto que una empleada esté enamorada de su jefe—

—Pero no siempre fue tu jefe— Le recordó la morocha a su mejor amiga.

Betty abrió su boca para responder, pero en ese momento vio a Toni acercarse y solo le sonrió. —Toni... que bueno que viniste. Verónica, ella es Toni. Toni, ella es mi mejor amiga Verónica. Toni trabaja en la misma empresa que yo—

—Es un gusto, Verónica— Dijo Toni, abrazando a la morocha.

Verónica sonrió, también abrazándola. —El gusto es todo mío, Toni. Ahora dime cómo se comporta Betty— Pidió, divertida, separándose del abrazo.

Betty iba a quejarse hasta que escuchó un auto tocar, y cuando miró vio a Jughead en su auto, con la ventanilla abajo y con unas gafas de sol.

—Es Jughead— Murmuró la rubia, con la mirada fija en el chico que le sonreía desde el auto.

Las dos chicas también miraron, y también vieron a Jughead.

—Uy... mira quien está ahí, Betty— Dijo Verónica, picara, mirando a su amiga y luego al auto nuevamente, encontrándose con una sorpresa. —Oh por Dios... es Archie—

—¿Archie?— Preguntaron Toni y Betty al unísono.

Y no solo andaba Jughead; Cheryl y Archie también andaban en sus autos, detrás del ojiazul, y eso puso algo nerviosas a las chicas.

—Sabía que no podía andar solo a estas horas— Admitió Toni. —A veces se dedican a andar la ciudad en sus autos—

—Oh por Dios... Archie está como el vino. Pasan los años y solo se pone mejor— Admitió Verónica, con su mirada fija en el pelirrojo, soltando un suspiro.

—Cheryl está mirándome– Murmuró Toni, mirando a la pelirroja con una leve sonrisa.

Betty las miró a ambas y negó con la cabeza, y luego los tres chicos millonarios encendieron sus autos y se fueron.

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